El incremento en el número de personas obesas está relacionado con factores económicos, psicológicos y sociales y requiere de un tratamiento multidisciplinar
Comer mucho y moverse poco. Esa es la matemática simple para explicar la obesidad, una enfermedad que afecta a una de cada ocho personas en el mundo y que causa más de 1,2 millones de muertes cada año solo en Europa, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, las causas de la obesidad son mucho más complejas. En el aumento peligroso del peso corporal influyen factores económicos, sociales y psicológicos. Por lo tanto, la solución pasa por un cambio de estilo de vida no solo a nivel individual, sino como sociedad.
En este artículo, exploramos con Iván Domínguez, cirujano bariátrico de la Unidad de Tratamiento de la Obesidad del Hospital San Rafael, las principales causas de la obesidad, los daños que el exceso de peso puede causar en la salud, y las opciones para un tratamiento multidisciplinar.
Cómo saber si tengo obesidad
La obesidad se define como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. ¿Cuánto es demasiado? Menos de lo que pensamos. En Galicia, dos de cada diez adultos son obesos y cuatro tienen sobrepeso.
El método habitualmente utilizado para calcular el exceso de peso en adultos es el Índice de Masa Corporal o IMC. Puedes calcular tu IMC dividiendo tu peso en kilogramos por tu estatura en metros. Un IMC de más de 25 indica sobrepeso y, por encima de 30, obesidad. Por ejemplo, una persona de 1.80 metros y 80kg estaría en un peso saludable, mientras que una de 1.60m sería obesa.
Hay cuatro tipos de obesidad, de menor a mayor gravedad, en función del grado de IMC. Sin embargo, este sistema no tiene en cuenta la distribución del peso en grasa, músculo, densidad ósea… Dos personas del mismo peso y estatura pueden tener complexiones muy distintas.
Aun así, «el IMC es un arma indirecta muy útil, ya que lo siguiente que se puede hacer es un estudio que mida pliegues corporales, componente graso, líquido y muscular que tiene el paciente», como apunta el doctor Iván Domínguez. Algo que no puede hacerse con la misma facilidad que calcular el IMC.
Un indicador complementario es el perímetro de la cintura: cuanto más grande es la barriga, mayor es el riesgo para la salud. La zona de peligro comienza a partir de 102 centímetros en los hombres y 88 en las mujeres, midiendo a la altura del ombligo.
Recordemos que la clave de la obesidad es la acumulación de grasa, no el aspecto físico. Por tanto, un cuerpo más gordo pero en forma es más sano que uno muy delgado sin potencia muscular. De ahí que la baja actividad física sea una de las principales causas de la obesidad.
Consecuencias de la obesidad para la salud
La obesidad es una puerta de entrada hacia otras enfermedades crónicas que contribuyen a reducir la calidad de vida y pueden resultar mortales.
Las personas obesas tienden a desarrollar intolerancia a la glucosa y una posterior diabetes de tipo 2 si no se frena el proceso de deterioro pancreático. El hígado graso, la enfermedad renal crónica, los trastornos digestivos, problemas de fertilidad y molestias óseas y articulares son también comunes en pacientes obesos.
La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, como hipertensión o infarto de miocardio. También afecta a la capacidad respiratoria, lo que puede derivar en asma o apnea del sueño. Y, más preocupante todavía, se ha relacionado con el desarrollo de varios tipos de cáncer, como el de mama, colon o páncreas, entre otros.
No menos importante es la salud mental. A pesar de la tendencia reciente a la aceptación corporal, la realidad es que el ideal de belleza todavía prima los cuerpos esbeltos y musculados.
La estigmatización social y la frustración personal hacia el propio cuerpo a menudo generan cuadros de ansiedad y depresión. El doctor Domínguez sitúa la enfermedad en contexto: «La obesidad crea limitaciones no solo de estética y de autoconcepto, también vitales, de fertilidad, laborales, de relación de pareja y sexuales, además de lo puramente médico».
Los factores psicológicos no solo son una consecuencia de la enfermedad, sino que se encuentran también entre las causas de la obesidad, como la pescadilla que se muerde la cola. Lo vemos en más detalle a continuación.
Respuesta simple: Las dos grandes causas de la obesidad
¿Alguna vez has pensado «debería comer menos y moverme más»? Es la respuesta básica al aumento de peso y, en esencia, las dos obvias causas de la obesidad: la sobrealimentación y el sedentarismo.
Básicamente, ganamos peso cuando ingerimos más calorías de las que nuestro cuerpo gasta en sus funciones habituales. El exceso calórico se almacena en forma de grasa como reserva para tiempos de vacas flacas. Así, si un día nos saltamos una comida, no nos desmayamos, seguimos funcionando.
Cuando el desequilibrio calórico se mantiene en el tiempo, comemos siempre más de lo que gastamos, los depósitos de grasa empiezan a invadir órganos (grasa visceral), obstaculizar funciones corporales y la salud se resiente. La condición se vuelve crónica y es más difícil de revertir. Ésta es una de las causas de la obesidad.
Existen otras circunstancias individuales que pueden favorecer un aumento de peso que puede llevar a la obesidad, como una predisposición genética, ya que «tiene un componente genético y metabólico basal que el paciente no puede controlar», destaca Domínguez.
El embarazo, dejar de fumar, ciertos tratamientos farmacológicos (como corticoides o antidepresivos) o desequilibrios hormonales que ralentizan el metabolismo, también pueden influir en el desarrollo de la enfermedad.
En esencia, las causas de la obesidad son la inactividad física y una dieta abundante poco saludable. Pero la verdadera explicación al aumento de casos de obesidad en todo el mundo está en el estilo de vida de nuestra sociedad, que condiciona los hábitos individuales.
Respuesta compleja: Los factores que explican la epidemia de obesidad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuye las causas de la obesidad a factores psicosociales y un entorno obesogénico que promueven hábitos poco saludables.
Un ambiente obesogénico es un contexto socioeconómico en el que es difícil acceder a alimentos de calidad a precios asequibles, pero con alta disponibilidad de comida rápida barata; donde faltan tiempo o recursos para realizar actividad física de forma fácil y segura, promoviendo el ocio sedentario frente a las pantallas.
El aspecto económico es alarmantemente relevante para la salud. En España, el estudio Aladino revela el doble de casos de niños obesos en familias con menos ingresos: un 23,6%, frente al 10,9% de las familias de rentas superiores.
Menos dinero significa menos actividades extraescolares, más tiempo frente a la pantalla, más alimentos ultraprocesados (la comida rápida es más barata que la fruta y la verdura), menos tiempo de ocio para deportes y excursiones, y mayores niveles de estrés.
Los factores psicológicos también juegan un papel relevante en la obesidad. El estrés, especialmente cuando es crónico, altera el equilibrio hormonal e influye en las sensaciones de apetito y saciedad.
Depresión, ansiedad, insomnio e incluso aburrimiento, pueden incentivar la ingesta emocional y crear un círculo vicioso de inactividad. Es importante destacar que engordar de nuevo no es un fracaso, sino que se trata de ir adecuando nuestros hábitos a cada etapa de la vida.
La obesidad no es una condición aislada ni un problema puramente individual. Requiere de un tratamiento multidisciplinar que tenga en cuenta los factores psicosociales y ambientales en las circunstancias personales del paciente.
Cambio de hábitos y soluciones médicas, endoscópicas y quirúrgicas
Como hemos visto, las causas de la obesidad son multifactoriales. Por tanto, la solución pasa por un abordaje multidisciplinar, como el que realiza la Unidad de Tratamiento de la Obesidad del Hospital San Rafael, con especialistas de endocrinología y nutrición, psicología, endoscopia, anestesiología y cirugía bariátrica.
El primer paso para poder recomendar un tratamiento adaptado al paciente es una evaluación con el especialista endocrino, que tendrá en cuenta el grado de sobrepeso y la existencia de otras patologías.
A menudo, basta con un cambio de hábitos en la alimentación y la actividad física, con apoyo psicológico y tratamiento farmacológico, para volver a un peso saludable. La clave no es hacer una dieta estricta y vivir en el gimnasio, sino aprender a elegir platos equilibrados y productos nutritivos, e introducir pequeñas dosis de actividad física en la rutina diaria.
Cuando los nuevos hábitos de vida saludable no son suficiente, los médicos pueden recomendar un procedimiento endoscópico o quirúrgico. Entre las soluciones endoscópicas se encuentran el balón intragástrico o los métodos POSE y Apollo para la reducción del estómago.
Las opciones de cirugía bariátrica se proponen en los casos más severos de obesidad, como último recurso. Las más habituales son el bypass gástrico y la gastrectomía vertical (o tubular), también conocida como manga gástrica. El Hospital San Rafael es el único de Galicia que cuenta con la última tecnología robótica da Vinci Xi para una cirugía mínimamente invasiva más precisa y una recuperación rápida y con escaso dolor.