Javier Gallego: «Me gustaría realizar la primera cirugía cardíaca robótica en el Hospital San Rafael»

Javier Gallego ha desarrollado su carrera a caballo entre España y Portugal

Las intervenciones de cirugía cardíaca mínimamente invasiva, en las que se ha especializado el doctor Javier Gallego, disminuyen el tiempo de hospitalización y conllevan una recuperación más rápida y menos dolorosa. El Hospital San Rafael es un centro de referencia en España en este tipo de operaciones

El corazón nos regala vida con cada latido. Y operarlo es un asunto extremadamente delicado. Del mismo modo, el postoperatorio no se queda atrás. Durante muchas semanas, los pacientes se ven totalmente limitados para desarrollar actividades tan cotidianas como conducir un vehículo o practicar determinadas actividades deportivas. La cirugía cardíaca mínimamente invasiva ha dado un giro radical a esta situación.

Este abordaje, basado en la endoscopia, permite a los cirujanos llevar a cabo estas intervenciones con el mismo nivel de eficacia que las técnicas tradicionales. Pero con un sinfín de beneficios para los pacientes.

Estos ya abandonan el hospital a los cuatro días, y recuperan la normalidad en poco más de una semana. El proceso es mucho menos doloroso, ya que no es necesario abrir el esternón por completo. El intenso dolor limitante, tan recurrente entre las personas que se someten a las cirugías cardíacas, prácticamente desaparece de la ecuación.

Javier Gallego Poveda está liderando el aterrizaje de la cirugía cardíaca mínimamente invasiva en la península. El cirujano, que se ha formado a caballo entre Alemania y Portugal, atiende en el Hospital San Rafael a aquellas personas que necesitan una cirugía cardíaca y desean evitar la parte más dura del proceso de recuperación.

Ha sido un pionero en esta materia. En España, esta clase de abordajes todavía suponen un porcentaje muy poco significativo. Y Javier Gallego no tiene rival en cuanto a volumen de operaciones realizadas.

Aunque está mucho más avanzado que la mayoría de sus compañeros de especialidad, es consciente de que todavía queda camino para recorrer. Su objetivo es mejorar la experiencia del paciente todo lo posible, reduciendo al mínimo el dolor y el tiempo de recuperación. Ahora, la cirugía robótica está en su punto de mira.

-Se ha especializado en técnicas como el tratamiento endoscópico de la válvula mitral o la toracoscopia uniportal. ¿En qué se diferencian de las cirugías tradicionales?

-Yo hago cirugía cardíaca y torácica. En España, en cirugía cardíaca todavía estamos con una tasa de cirugía mínimamente invasiva muy baja, alrededor del 3%. Esto significa que el 97% de las operaciones de corazón se hacen cortando el esternón de arriba abajo.

En el 2014 empecé un programa de cirugía mínimamente invasiva de la válvula mitral en Alemania. Allí aprendí esta técnica, y poco después la comencé a aplicar en Portugal. En lugar de abrir el esternón de arriba abajo, se hace una incisión axilar o periareolar de unos cuatro centímetros. A través de ella se accede al tórax, donde abrimos y reparamos la válvula mitral.

Pero es increíble que la tasa de cirugía cardíaca mínimamente invasiva sea tan baja, tanto en Europa como a nivel mundial. En España, el 70% de las cirugías de cáncer de pulmón se hacen por vídeo. Y reparar una válvula mitral mediante el abordaje mínimamente invasivo es más fácil. Aunque parezca imposible, se obtiene más visibilidad que por vía abierta. A veces, vemos mejor con una cámara de vídeo que con los ojos.

-¿Qué beneficios presentan estos métodos en el postoperatorio? ¿En cuánto tiempo puede el paciente abandonar el hospital?

-El paciente puede abandonar el hospital al cabo de unos cuatro días. Es un cambio radical. Esto supone muchas ventajas. Aparte de la cuestión estética, la recuperación es mucho más rápida, provoca menos dolor, hay menos riesgo de infección y disminuye el tiempo de hospitalización.

En el caso de la cirugía cardíaca tradicional, después de una operación de corazón vía abierta, el paciente está alrededor de mes y medio sin poder hacer fuerza con los brazos, lo que le impide, por ejemplo, conducir. Esto condiciona mucho. Pero, con las nuevas intervenciones, en poco más de una semana puede hacer vida normal.

-¿Qué le motivó a iniciarse en las cirugías mínimamente invasivas?

-Yo ya hacía cirugía de pulmón a través de vídeo. Y como hacía muchas cirugías cardíacas abiertas, me parecía fascinante poder operar un corazón con una cámara de vídeo. Así que me fui a Alemania a aprender. Allí hacían como 200 casos al año y, al tercer caso, me di cuenta de que para ellos era una rutina. Los cirujanos no podemos experimentar, tenemos que garantizar que el resultado de la intervención va a ser el mismo que el de la cirugía clásica. Con el tiempo me di cuenta de que este método también facilita nuestra labor, ya que es mejor para operar.

Javier Gallego está liderando el aterrizaje de la cirugía cardíaca mínimamente invasiva en la península

-Todavía hay cirujanos que apuestan por los métodos tradicionales. ¿Por qué no dan el paso? ¿Es necesario desarrollar nuevas capacidades o es muy dura la curva de aprendizaje?

-El problema es que los cirujanos más antiguos no quieren cambiar, y a los jóvenes tampoco se lo permiten. Pero yo creo que estamos en una fase de ruptura que va a ser explosiva. Este es el camino. Yo intento divulgarlo y enseñarlo a través de UMICS Academy, la unidad de cirugía que dirijo, a la cual acuden cirujanos de todo el mundo, desde Portugal hasta Costa Rica.

Recientemente hice un curso en el Algarve sobre cirugía cardíaca, en el que operé a dos pacientes delante de un auditorio de cirujanos, y después fuimos a una sala de anatomía en la Universidad NOVA de Lisboa para mostrar las prácticas a realizar en un cadáver y que los cirujanos interesados pudieran ponerlas en práctica.

Pero sí que hay un hándicap importante. En cirugía torácica empezamos a trabajar con la cámara de vídeo mucho antes. Esto me ayudó a saber trabajar con las manos a la vez que miraba una pantalla. Pero el cirujano cardíaco normalmente no ha trabajado con una pantalla.

En Alemania también ponían la cámara, aunque siempre usaban un separador de costillas. Ahora, en A Coruña, no empleamos el separador, sino que el procedimiento es totalmente endoscópico. Esto significa que el paciente tiene menos dolor, ya que este separador comprime el nervio intercostal.

Podemos hablar de cuatro pasos en este tipo de intervenciones. El primer paso es la cirugía tradicional. El segundo es el método usado en Alemania, donde se usa una cámara, pero también un separador. El tercer paso es la cirugía mínimamente invasiva como tal, mediante una endoscopia, que ya llevamos a cabo en el San Rafael. Por último, el cuarto es la cirugía robótica, un procedimiento completamente endoscópico en el que se recurre a un robot para ejecutar los movimientos. Estamos preparando las cosas para hacer los primeros casos.

-Los equipos multidisciplinares están cobrando más y más importancia. ¿Qué ventajas presenta para el paciente esta cooperación entre las distintas áreas y especialidades del hospital?

-Desde luego, es fundamental. En el Hospital San Rafael hay un equipo de anestesia fantástico, que trabaja directamente con el equipo de cardiología. Para confirmar que una válvula está bien operada, por ejemplo, necesitamos que se hagan ecocardiogramas en quirófano y seguimientos. La enfermería y los cuidados intensivos también son esenciales. De nada sirve hacer una operación fantástica si estas áreas no son de calidad.

Todo tiene que ser una colaboración de varios equipos, para así garantizar el bienestar del paciente durante el postoperatorio y la rehabilitación.

-¿Cuántas intervenciones de cirugía cardíaca mínimamente invasiva puede haber realizado durante sus 20 años de trayectoria?

-Ahora mismo, prácticamente todas las intervenciones que hago son mínimamente invasivas. En total, habré operado más de 3.000 casos de cirugía cardíaca. En Portugal fui pionero con esta técnica, e imparto formación sobre ella a otros profesionales. También la introduje en hospitales del Algarve, las Azores, Lisboa y A Coruña.

A nivel privado, el volumen de operaciones de cirugía cardíaca realizadas es menor que en el público, no hay el mismo movimiento. Aun así, todas las semanas opero uno o dos casos. Practico unas 800 cirugías torácicas cada año. De cirugía cardíaca, alrededor de 80. Es un trabajo de destreza manual, por lo que estamos muy activos en quirófano. Sin embargo, esto no se divulga bien. La gente que quiere operarse del corazón no sabe adónde ir, o que existe la opción de la cirugía cardíaca mínimamente invasiva.

-Trabaja a caballo entre España y Portugal, lo que, sin duda, resulta enriquecedor. ¿Qué diferencias aprecia entre ambos países a la hora de poner en práctica estos métodos?

-La parte quirúrgica es muy parecida, no hay grandes diferencias. Pero sí que es enriquecedor. Cuando abres un servicio nuevo siempre hay algo de tensión, ya que no sabes cómo va a ir. Una vez operé a un paciente de un bypass, y faltaba un tubo intracoronario que, aunque para mí es fundamental, allí no lo utilizaban. Eso no me impidió hacer la cirugía, pero son situaciones que te condicionan un poco.

-Hay tecnologías que parecen llamadas a transformar las operaciones, como es el caso de los robots, con los cuales ya se han practicado intervenciones en remoto. ¿Cree que las cirugías cardíacas pueden evolucionar todavía más con las nuevas soluciones tecnológicas?

-No tengo ninguna duda. De hecho, me gustaría realizar la primera cirugía robótica en Galicia, en el Hospital San Rafael. Actualmente, el programa de formación en cirugía robótica está cerrado, por un problema que sucedió en Inglaterra en el pasado. Por este motivo, no se están formando cirujanos cardíacos, quienes tampoco tienen experiencia con el vídeo.

Sin embargo, yo sí estoy certificado en cirugía robótica. En Portugal ya tengo a un paciente programado, y sería fantástico poder iniciar el programa en A Coruña. Yo creo que podemos apostar por ahí. Y para el paciente es muy positivo, porque la cirugía robótica ayuda mucho a la hora de suturar y provoca todavía menos dolor en el post operatorio.

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