
Abordamos qué es el hígado graso, qué riesgos conlleva, cómo se lleva a cabo el diagnóstico y cuál es su tratamiento
Más de 10 millones de españoles padecen hígado graso, según la Asociación Española para el Estudio del Hígado. Por ello es fundamental responder, en primer lugar, a la pregunta más obvia: ¿qué es el hígado graso? Esta patología, denominada médicamente como Enfermedad Hepática por Depósito Graso, es un trastorno muy frecuente, como muestran las cifras, que se caracteriza por el depósito de grasa (colesterol y triglicéridos) en el hígado.
Además del consumo de alcohol, con frecuencia afecta a pacientes con un trastorno metabólico caracterizado por resistencia a la insulina. Se trata de pacientes que frecuentemente presentan dislipemia, diabetes tipo 2 e hipertensión arterial.
En general se trata de un proceso indolente, que no produce síntomas, y que suele diagnosticarse a raíz de evidenciar alteraciones en las pruebas analíticas o tras realizar una ecografía, frecuentemente indicada por otros motivos.
En este artículo de nuestro consultorio médico analizamos qué es el hígado graso, a través de cuatro preguntas formuladas por pacientes que tratan aspectos claves de esta enfermedad, como los riesgos, el diagnóstico y el tratamiento.
Si padezco la enfermedad del hígado graso, ¿qué riesgos puedo tener?
En condiciones normales, el hígado graso o Enfermedad Hepática por Depósito Graso (EHDG) cursa sin síntomas y con escasa capacidad de progresar, por lo que suele tener un buen pronóstico. No obstante, algunos pacientes pueden presentar un daños hepático progresivo e incluso desarrollar una cirrosis hepática. De hecho en algunos países como en Estados Unidos, constituye una causa relativamente frecuente de trasplante hepático.
Por lo tanto, y aunque tradicionalmente se ha considerado que la EHDG tiene un pronóstico benigno, en los últimos años se ha evidenciado que aquellos pacientes que presentan inflamación y fibrosis significativa, tienen una tasa de supervivencia significativamente inferior a la de la población general, no sólo por las posibles complicaciones hepáticas, sino fundamentalmente por incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
¿Cuál es el tratamiento del hígado graso?
La EHDG es, en la mayoría de los casos, una manifestación de problemas metabólicos, sean estos visibles en el caso de las personas que padecen obesidad, o invisibles cuando los pacientes están delgados.
Por lo que la primera y principal recomendación terapéutica debe ser la adopción de hábitos de vida más saludables, consistentes en reducir la ingesta calórica e incrementar el ejercicio físico.
El objetivo ha de ser contar con una dieta con bajo contenido de glucosa, fructosa y grasas saturadas.
Teniendo el hígado graso, ¿puedo beber alcohol?
Como parece lógico, el consumo importante de alcohol resulta perjudicial, ya que se asocia a una progresión del daño del hígado, es decir, avanzar desde el hígado graso simple, hacia la esteatohepatitis, y la cirrosis. Pequeñas cantidades, no superiores a una bebida diaria, no estarían contraindicadas.
¿Cómo se confirma el diagnóstico de hígado graso?
El diagnóstico definitivo es por medio de una biopsia del hígado, única prueba capaz de diferenciar la esteatosis simple de la esteatohepatitis, y determinar el estadio fibrótico de la enfermedad.
Sin embargo, por ser un procedimiento invasivo y no exento de riesgos, no todos los pacientes son sometidos a una biopsia. Esta sólo se suele realizar después de un estudio exhaustivo, y cuando dicho estudio sugiera la existencia de una enfermedad avanzada.
En general, tanto la ecografía abdominal como la tomografía computarizada son técnicas que permiten observar con facilidad la existencia de un depósito aumentado de grasa en el hígado.
Si desea obtener más información sobre qué es el hígado graso y cómo se puede afrontar su tratamiento, puede consultar con los especialistas de la Unidad de Medicina Interna del Hospital San Rafael.