
Un control continuo son las claves para llevar una vida sana y equilibrada. La alimentación, el ejercicio físico y algunas terapias farmacológicas son fundamentales para controlar su pérdida de peso y su estado nutricional. En la Unidad de Tratamiento de la Obesidad del Hospital San Rafael de A Coruña, inicialmente, se realizará un estudio individualizado de su caso por uno de nuestros endocrinos expertos en obesidad. Una evaluación inicial nutricional y endocrinológica para analizar en detalle el perfil médico de la persona a tratar.
En esta primera consulta se le pueden realizar controles analíticos, que incluyen desde unos estudios básicos hasta estudios personalizados genéticos, para determinar los motivos de su sobrepeso y cual debería ser su terapia más eficaz. En caso de obesidad severa o mórbida, la opción terapéutica más eficaz es por técnicas endoscópicas o cirugía bariátrica, sin embargo todos nuestros especialistas aportaran indicaciones sobre su caso clínico.
Actualmente existe la posibilidad de medicina de precisión y determinar mediante estudios de laboratorio algunas peculiaridades que puedan facilitar su tratamiento. Nuestros especialistas le aconsejaran sobre las determinaciones a realizar para conseguir nuestros objetivos.
En ocasiones, los pacientes acuden con terapias fallidas en el tratamiento de su obesidad. En esos casos, intentaremos darle la solución más precisa y eficaz para recuperar la confianza y obtener los mejores resultados en el tratamiento de su enfermedad.
El tratamiento de la obesidad
La morbilidad y mortalidad asociadas con el sobrepeso o la obesidad son conocidas por la profesión médica desde la época de Hipócrates hace más de 2500 años. El sobrepeso se refiere a un peso por encima del rango «normal», con normal definido sobre la base de datos actuariales. Esto se determina calculando el índice de masa corporal (IMC, definido como el peso en kilogramos dividido por la altura en metros al cuadrado).
El sobrepeso se define como un IMC de 25 a 29,9 kg/m2; la obesidad se define como un IMC de ≥30 kg/m2. La obesidad severa se define como un IMC ≥40 kg/m2 (o ≥35 kg/m2 en presencia de comorbilidades). Aunque estas definiciones categóricas son clínicamente útiles, está claro que los riesgos impartidos por el aumento de la masa corporal siguen un continuo y varían considerablemente entre los individuos y que además deben valorarse de forma individualizada y más allá del IMC se deberá valorar el grado de adiposidad y su distribución como factores a tener en cuenta.
Los riesgos asociados a la obesidad son ampliamente conocidos e incluyen desde un aumento del riesgo de diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, la dislipemia, el riesgo cardiovascular, patologías osteomusculares y respiratorias e incluso aumentan el riesgo de determinados tipos de cáncer y la mortalidad global. Es por eso que la obesidad se ha convertido en una de las principales patologías en el mundo occidental y su abordaje es clave tanto para prevenir el desarrollo de complicaciones como para mejorar la calidad de vida de los pacientes que la padecen.
El tratamiento inicial es una intervención integral en el estilo de vida: una combinación de dieta, ejercicio y modificación del comportamiento. Todos los pacientes que se beneficiarían de la pérdida de peso deberían recibir asesoramiento sobre dieta, ejercicio y objetivos para la pérdida de peso.

El componente de modificación del comportamiento facilita el cumplimiento de los regímenes de dieta y ejercicio, e incluye el autocontrol regular de la ingesta de alimentos, la actividad física y el peso. El papel de la terapia conductual, la dieta y el ejercicio deben valorarse de forma individualizada e intentar adaptarse al paciente para facilitar la adherencia a largo plazo.
Para los pacientes que no pueden lograr los objetivos de pérdida de peso solo con una intervención integral en el estilo de vida, las opciones incluyen terapia farmacológica, el uso de dispositivos médicos o cirugía bariátrica.
Fármacos para el tratamiento de la obesidad
La terapia con medicamentos suele ser un componente útil en el régimen de tratamiento para personas con obesidad; se puede considerar para aquellos con un IMC >30 kg/m2, o un IMC de 27 a 29,9 kg/m2 con comorbilidades relacionadas con el peso, que no han alcanzado los objetivos de pérdida de peso (pérdida de al menos el 5 por ciento del peso corporal total al de tres a seis meses) con una intervención integral en el estilo de vida. La decisión de iniciar un tratamiento farmacológico debe individualizarse y tomarse después de una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios de todas las opciones de tratamiento.
La elección del fármaco contra la obesidad depende de las comorbilidades del paciente, pero también tiene en cuenta las preferencias del paciente y los efectos adversos. Existen distintas opciones farmacológicas como agonistas del péptido 1 similar al glucagón (GLP-1) como la liraglutida, la combinación de naltrexona con bupropión o orlistat.
- Procedimientos endoscópicos. Son útiles como tratamiento inicial e incluso definitivo. En otros casos pueden ser un tratamiento previo a la cirugía o posterior. Procedimientos endoscópicos en bariatría Dr Carral. Servicio de Digestivo
- Cirugía bariátrica. Está indicada en pacientes con un índice de masa corporal (IMC) superior a 35-40, es el mejor tratamiento para pacientes con obesidad mórbida. Cirugía bariátrica. Dr. Domínguez Sánchez/ Dra. Vázquez Cajide. Anestesia y cirugía bariátrica. Dr. César Bonome González.
Bibliografía:
- Leigh Perreault, MDCaroline Apovian. Obesity in adults: overview of management. Uptodate.
- Bellido Guerrero, López de la Torre, Monereo Megías. Obesidad, una enfermedad crónica. Ed Panamericana.
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