El desprendimiento de vítreo es una afección ocular común a partir de los 50 años, debido al desgaste propio de la edad. Sin embargo, el estrés puede agravar esta afección que hace que veamos destellos o filamentos en nuestro campo de visión.
Cuando desprendimiento de vítreo y estrés van de la mano, puede resultar especialmente difícil hacer frente a los molestos síntomas.
Además, un estado de ansiedad sostenido en el tiempo puede afectar a la tensión intraocular y facilitar que el desprendimiento de vítreo derive en problemas mayores, como un desprendimiento de retina que puede causar una pérdida permanente de visión.
Al hablar de desprendimiento de vítreo y estrés, la prevención con revisiones oftalmológicas periódicas, sobre todo a partir de los 50 años, es fundamental.
En este artículo, contamos con el asesoramiento experto del doctor Fermín Vázquez, oftalmólogo del Hospital San Rafael de A Coruña, para comprender cómo se relacionan desprendimiento de vítreo y estrés, cómo reconocer los síntomas y cuándo acudir a consulta para recibir tratamiento y evitar complicaciones.
El humor vítreo es un líquido gelatinoso transparente que rellena y da forma al globo ocular, entre la retina y el cristalino.
El desprendimiento de vítreo se produce cuando este gel pierde consistencia y se separa de la retina. Suele ser un proceso gradual que, en un principio, se desarrolla lentamente sin causar signos externos ni molestias.
A medida que el vítreo se deteriora y pierde consistencia, trocitos minúsculos se aglomeran y producen pequeñas sombras en la retina que percibimos como filamentos o «moscas volantes». Son las conocidas como miodesopsias, que varían en número, forma y tamaño entre pacientes. También es común percibir fotopsias, o destellos de luz en la visión periférica.
Generalmente, el desprendimiento de vítreo está causado por el envejecimiento celular propio de la edad. Lo habitual es que aparezca a partir de los 50 años, con más probabilidad en personas con miopía, diabetes o que se han sometido a una operación de cataratas.
Si los síntomas aparecen de forma repentina o empeoran rápidamente, es recomendable acudir a la consulta de oftalmología. Sin vigilar, el desprendimiento de vítreo puede derivar en un desprendimiento de retina que, en el peor de los casos, puede causar ceguera irreversible.
Para comprender la relación entre desprendimiento de vítreo y estrés, es relevante mencionar que una de las funciones principales del humor vítreo es regular la presión intraocular para mantener la retina fijada y en condiciones adecuadas para facilitar la visión.
Cuando el cuerpo está sometido a altos niveles de ansiedad de forma prolongada, los elevados niveles de cortisol y adrenalina pueden causar tensión ocular por estrés.
A su vez, la hipertensión ocular provoca una respuesta inflamatoria y un envejecimiento prematuro de los tejidos oculares, según un estudio publicado en 2022 en la revista científica Aging Cell.
Un estudio más reciente, publicado en 2025 en la revista Ophthalmology, constata que el estrés crónico aumenta el riesgo de degeneración macular, una enfermedad causada por el envejecimiento del tejido ocular, al igual que el desprendimiento de vítreo.
Por lo tanto, una conexión entre desprendimiento de vítreo y estrés es que este último acelera el envejecimiento ocular, favoreciendo el deterioro vítreo y su separación de la retina.
Por otro lado, cabe destacar la bidireccionalidad de la relación entre desprendimiento de vítreo y estrés. En los casos más graves, las moscas volantes y los destellos provocados por el deterioro vítreo pueden ser tan constantes y molestos que causan ansiedad al paciente, que tiene que convivir con molestias constantes en su campo de visión.
El desprendimiento de vítreo no es un problema médico grave, aunque sí que puede llegar a ser muy molesto para el paciente.
Al identificar síntomas de desprendimiento de vítreo, es importante acudir a la consulta de Oftalmología para un correcto diagnóstico. El especialista realizará un examen ocular con dilatación de la pupila para valorar el fondo de ojo y el estado del vítreo.
En la mayoría de los casos, las manchas flotantes desaparecen al cabo de dos o tres meses sin necesidad de tratamiento, o el cerebro se habitúa a su presencia y las ignora, por lo que el paciente ya no las ve.
Retomando la conexión entre desprendimiento de vítreo y estrés, es recomendable incorporar a la rutina diaria prácticas de relajación y control del estrés para mejorar los síntomas y reducir el riesgo de complicaciones.
La meditación, el ejercicio físico regular y el apoyo psicológico son aliados esenciales en un tratamiento integral que tiene en cuenta la relación entre desprendimiento de vítreo y estrés.
En los casos excepcionales en los que el paciente sigue percibiendo las miodesopsias, con la consiguiente disminución de la calidad de vida, el oftalmólogo puede considerar una vitrectomía microincisional.
Se trata de una cirugía ocular mínimamente invasiva para extraer el vítreo dañado. Las nuevas técnicas quirúrgicas permiten realizar esta intervención sin suturas, en unos 10 minutos, y sin necesidad de anestesia.
La vitrectomía no está exenta de riesgos, por lo que debe considerarse como último recurso, en casos graves, y siempre con el consejo de un oftalmólogo con experiencia.
En cualquier caso, ante la presencia de síntomas de desprendimiento de vítreo es importante hacer un seguimiento oftalmológico con revisiones oculares periódicas para descartar daños en la retina.