Los procesos víricos y golpes de calor están a la cabeza de las principales enfermedades de verano que podemos sufrir
Vacaciones y altas temperaturas. Días de vino y rosas. De ocio y descanso. De disfrute. Pero no todo son bondades en las semanas más soleadas del año. El verano también supone el retorno de patologías y dolencias propias de estas fechas. Para tratar de arrojar luz sobre la cuestión, hablamos con Manuel Viso, especialista en Hematología del Hospital San Rafael, que nos habla de las enfermedades de verano más comunes y nos da unos primeros consejos para combatirlas:
- Evitar las horas centrales del día.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura porque favorecen las infecciones respiratorias.
- Hidratarse con frecuencia y evitar alcohol, cafeína y bebidas azucaradas.
- Evitar esfuerzos en momentos de mucho calor.
- Utilizar ropa fresca, transpirable y de colores claros
Tras esto, es importante hacer una diferencia entre enfermedades de verano, ya que las encontramos de carácter vírico y otras relacionadas con el calor, las altas temperaturas y cómo estas afectan a nuestro cuerpo.
Las enfermedades víricas de verano
Gastroenteritis: las altas temperaturas que afrontamos en estas fechas provocan que tengamos que tener especial cuidado con la alimentación, siendo una de las enfermedades de verano más comunes. «Nos encontramos con gastroenteritis por la no adecuada conservación de los alimentos debido a las altas temperaturas. Hay que tener especial cuidado con los huevos, carnes rojas, mayonesas o fruta ya pelada. Esto último porque al pelar pierde una capa protectora», afirma el Doctor Viso.
«Más allá de un cambio de dieta es importante que tengamos un correcto cuidado de los alimentos. Si vamos a la playa, la comida debe de ir bien cerrada y en una nevera para que se mantenga fresca», continúa Viso.
Otitis: se trata de otra de las clásicas enfermedades de verano, en este caso por el tiempo que pasamos en el agua en playas o piscinas. El doctor Viso señala la importancia de «secarse bien los oídos después de bañarse para evitar que el agua se quede en el conducto auditivo, ya que en verano es habitual que no lo hagamos».
Se trata de una dolencia que repercute más en personas con problemas de oído y niños, ya que estos últimos tienden a ser aquellos que pasan más tiempo en el agua. Para estas personas es recomendable utilizar tapones o gorros de piscina adecuados, si queremos evitar esta enfermedad de verano.
Cistitis: picor, dolor y escozor al orinar son los principales síntomas de la cistitis, junto con un aumento de la frecuencia en la que se micciona, conocida en términos médicos como polaquiuría. «Es una enfermedad de verano que afecta principalmente a mujeres de todas las edades. Para aquellas personas propensas a la cistitis es recomendable secarse rápido después de bañarse, utilizar prendas íntimas que tengan buena ventilación e incluso cambiarse de ropa después de cada baño», comenta Manuel Viso.
Conjuntivitis: como nos explica el doctor Visco «las conjuntivitis que vemos en esta época son herencia de las alergias propias de la primavera, como polen o gramíneas». Aun así, Viso hace especial hincapié en la diferencia entre la conjuntivitis por alergia y la bacteriana: «si te despiertas con muchas legañas y los ojos pegajosos es recomendable que acudas al médico para que te recete un colirio, ya que son síntomas de conjuntivitis bacteriana».
Además, las personas que usen lentes de contacto deben de tener más cuidado porque estas provocan que los ojos no se oxigenes adecuadamente y pueden dar lugar a estos problemas.
Enfermedades relacionadas con el calor
Quemaduras: una de las principales enfermedades de verano. El aumento del tiempo que pasamos expuestos a los rayos del solo provocan que tengamos problemas en la piel relacionados con las quemaduras si no tomamos las medidas necesarias para controlarlo.
«Vemos muchas quemaduras solares por exposición al sol y hay que recordar que son la antesala del envejecimiento de la piel y del cáncer de piel. Hay que tener cuidado en las horas centrales del día, ya que los rayos del sol son más potentes», cuenta Manuel Viso, especialista en Hematología del Hospital San Rafael.
Además, nos hace una serie de recomendaciones a la hora de evitar estas quemaduras: «Siempre protección, mínimo 30 pero mejor 50. Si no puedes evitar las horas centrales del día hay que evitar estar bajo una sombrilla, con gorra o gafas de sol».
«No debemos vestir a nuestros hijos con camisetas de algodón, ya que estas no protegen. Es mejor usar gorros y camisetas de licra puesto que tienen una protección más alta al sol. Por último, renovar la crema solar cada dos o tres horas o si nos bañamos», sobre los cuidados a los más pequeños.
Cuando no hemos seguido las indicaciones y nos hemos quemado es importante «hidratar la zona y usar analgésicos para el dolor».
Golpes de calor: hay que tener especial cuidado cuando acudamos a playas o piscinas, ya que al estar en un espacio lúdico tendemos a despreocuparnos y los golpes de calor e insolaciones son muy habituales durante el verano.
Para el doctor Viso no hay especial diferencia entre golpe de calor e insolación, «son prácticamente lo mismo, la insolación es la antesala del golpe de calor». Además, nos explica los principales síntomas de una de las más comunes enfermedades de verano: «cuando una persona está muy expuesta al sol y hay mucha humedad existe un aumento de la temperatura corporal que el mismo cuerpo regula. Esta temperatura puede superar los 40 grados y el hipotálamo pierde la capacidad de regulación, esto trae consigo nauseas, vómitos, muchas sudoración y deshidratación. Si no se pone remedio puede derivar en somnolencia, convulsiones, coma o paradas cardiacas».
Una vez sufridos los primeros síntomas es importante «llevar a la persona a un lugar fresco, quitarle el exceso de ropa y refrescarla con paños frescos. Si está consciente debe beber, aunque teniendo cuidado si está aturdido, ya que podría atragantarse. Por último, hay que poner a la persona sentada con el tronco ligeramente inclinado».
Las enfermedades crónicas en verano
«Las personas con enfermedades cardiacas, renales, pulmonares o hepáticas han de extremar todas las medidas que hemos comentado, ya que la deshidratación es el gran riesgo. Muchas de estas personas toman diuréticos por lo que están cerca de la deshidratación. Es importante que las personas con dolencias crónicas beban agua con mucha frecuencia los días de calor», concluye el doctor Manuel Viso.