Bronquitis hiperreactiva: ¿Por qué no puedo respirar?

La rinitis alérgica es otro compañero de viaje frecuente de la bronquitis hiperreactiva

La bronquitis hiperreactiva causa tos y dificultad para respirar en situaciones normalmente inocuas, casi siempre asociada a asma y alergias

La bronquitis hiperreactiva no es un diagnóstico médico oficial, aunque sea un término comúnmente usado para describir a pacientes con tos, sibilancias y bronquios muy sensibles tras infecciones o irritantes. Es una forma práctica de describir una hiperreactividad bronquial pasajera, que sería el término más correcto.

La hiperreactividad bronquial es una respuesta exagerada de los bronquios (las vías respiratorias) ante estímulos que, en personas sanas, no causarían problemas.

Se produce una inflamación que produce un estrechamiento de las vías respiratorias, dificultando el paso del aire y produciendo tos, sibilancias (pitidos al respirar), opresión en el pecho y dificultad para respirar. Esto se puede desencadenar tras infecciones respiratorias (sobre todo víricas), la exposición a aire frío o ejercicio físico, humo del tabaco, contaminación, polen, ácaros u otros alérgenos e incluso reacciones emocionales fuertes o estrés.

La hiperreactividad bronquial es característica del asma, pero no siempre es así y es importante contextualizar los síntomas y llevar a cabo pruebas diagnósticas que lo confirmen cuando sea necesario.

En este artículo, contamos con el asesoramiento de la doctora Irene Nieto, neumóloga del Hospital San Rafael de A Coruña, para comprender en qué consiste la hiperreactividad bronquial, por qué se produce y cómo se trata.

¿Qué es la bronquitis hiperreactiva?

La bronquitis hiperreactiva es una inflamación de la mucosa que recubre el interior de los bronquios debido a una respuesta exageradamente severa a estímulos que no deberían ser tan intensos. (El término bronquitis hiperreactiva apenas se usa en neumología, es mejor explicar que lo correcto es hiperreactividad bronquial).

En pacientes con bronquitis hiperreactiva, la mucosa bronquial se contrae con brusquedad ante agentes externos que, en otras personas, no causan reacción o es leve. Estos pueden ser sustancias en el aire, como polen o humos, virus o bacterias de infecciones respiratorias, o incluso medicamentos.

A consecuencia de esta respuesta anormal, se producen broncoespasmos: los músculos de los bronquios se contraen y la vía respiratoria se estrecha, dificultando la respiración.

Los síntomas habituales de HRB incluyen los pitidos en el pecho o sibilancias y la tos seca, además de la disnea y el dolor o sensación de presión en el pecho y en las costillas.

Hiperreactividad bronquial, asma y rinitis alérgica

La bronquitis hiperreactiva no es una enfermedad en sí, sino que la hiperreactividad bronquial es un síntoma frecuente de enfermedades respiratorias crónicas como asma, EPOC, fibrosis pulmonar o rinitis alérgica, entre otras.

La más frecuente correlación es con el asma. De hecho, la hiperreactividad bronquial y los broncoespasmos son síntomas diferenciadores en el diagnóstico del asma.

La rinitis alérgica es otro compañero de viaje frecuente de la bronquitis hiperreactiva. En algunos pacientes, se dan las tres circunstancias: asma alérgica con hiperreactividad bronquial. Pero ni todos los pacientes con asma son alérgicos ni todas las personas alérgicas tienen asma.

La bronquitis hiperreactiva también puede aparecer de forma aguda como consecuencia de una reacción alérgica, como respuesta al humo del tabaco, al aire frío, la contaminación o incluso con el ejercicio intenso en atletas, por ejemplo.

En todo caso, ante la presencia de síntomas de hiperreactividad bronquial, es recomendable acudir a la consulta de neumología para evaluar el origen de los problemas respiratorios y buscar una solución personalizada.

Hiperreactividad bronquial en niños

La hiperreactividad bronquial es relativamente frecuente en niños menores de cinco años. En muchas ocasiones, puede estar desencadenada por un simple catarro y remite al superar el resfriado.

Sin embargo, cuando los episodios de tos, sibilancias y dificultad para respirar son frecuentes (más de tres veces al año), es recomendable realizar pruebas diagnósticas para descartar o confirmar un posible caso de asma infantil o alguna alergia.

Diagnóstico en la consulta de neumología

El diagnóstico de la hiperreactividad bronquial suele realizarse con pruebas de función pulmonar, como la espirometría con prueba broncodilatadora, en la que hay que soplar con fuerza durante el mayor tiempo posible en una boquilla conectada a un aparato que mide la capacidad pulmonar.

La espirometría se suele combinar con un test de provocación indirecta, haciendo soplar de nuevo al paciente tras inhalar un broncoconstrictor, una sustancia que estimula el músculo liso de los bronquios para que se contraiga y observar su reacción.

Si el neumólogo sospecha de patologías asociadas, se pueden realizar pruebas complementarias, como test de alergias, o pruebas de imagen, como radiografías de tórax.

Tratamiento para la bronquitis hiperreactiva

El tratamiento efectivo de la bronquitis hiperreactiva debe tener en cuenta las posibles patologías relacionadas. La primera parada es la consulta de neumología, pero es esencial la interconexión con otros especialistas médicos, como alergólogos y otorrinolaringólogos, para abordar el tratamiento de forma integral.

Generalmente, el control de la hiperreactividad bronquial se centra en tres líneas de actuación. Por un lado, es esencial evitar los desencadenantes conocidos de las crisis de broncoespasmos, ya sean alérgenos como el polen o los ácaros del polvo, el tabaco y otros contaminantes atmosféricos, así como los cambios bruscos de temperatura o el ejercicio intenso.

En segundo lugar, se trata de aliviar los síntomas intensos en los momentos de crisis. Los broncodilatadores, soluciones inhalables para abrir las vías respiratorias, proporcionan un alivio rápido de los síntomas durante los broncoespasmos.

En casos graves de hiperreactividad bronquial, puede ser necesario el uso de corticoides para controlar la inflamación de la mucosa de los bronquios.

Por último, el tratamiento de la bronquitis hiperreactiva a largo plazo está asociado a la enfermedad subyacente que provoca la inflamación de la mucosa bronquial.

En casos relacionados con rinitis alérgica, por ejemplo, el tratamiento se complementa con antihistamínicos o con tratamientos personalizados de inmunoterapia alérgeno-específica.

En pacientes con asma grave hay múltiples tratamientos biológicos valorables e, incluso en algunos casos, puede considerarse la termoplastia bronquial. Está técnica consiste en la aplicación de calor sobre el músculo liso de los bronquios para así reducir la inflamación y la hiperreactividad bronquial en consecuencia.

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