La operación de hernia de hiato: una solución para el reflujo

La operación de hernia de hiato logra mitigar los síntomas del reflujo gastroesofágico

La operación de hernia de hiato reconstruye la válvula esofágica inferior para frenar el paso del contenido gástrico al esófago y así acabar con los síntomas de reflujo gastroesofágico

El aparato digestivo tiene un sentido de circulación. No obstante, una alteración o una anomalía pueden convertir el esófago en una vía de doble sentido, dando lugar al reflujo y causando graves molestias en los pacientes, que pueden tener que recurrir a la operación de hernia de hiato para recuperar su bienestar.

Este es el caso del 16 % de la población que, según la Sociedad Española de Patología Digestiva, sufre de enfermedad por reflujo gastroesofágico. Pero, ¿qué significa esto realmente?

«En el reflujo gastroesofágico el contenido estomacal pasa hacia el esófago», sintetiza Iván Domínguez. Es decir, tanto los jugos gástricos como los restos de los alimentos deshacen el camino andado y ascienden por el esófago, pudiendo incluso regresar a la boca.

El especialista en Cirugía del Aparato Digestivo, que realiza la operación de hernia de hiato en el Hospital San Rafael de A Coruña, señala que «entre el estómago y el esófago hay una especie de válvula que se cierra después de tragar llamada esfínter esofágico inferior. Si la válvula pierde continencia y no se cierra de forma estanca, el jugo gástrico sube hacia el esófago e irrita la mucosa esofágica, que no está preparada para aguantar ese pH y ese tipo de sustancias».

Esto da pie a una irritación del esófago, más conocida como esofagitis. A pesar de que al principio esta afección puede ser leve, con el paso del tiempo la mucosa esofágica puede acabar por transformarse en mucosa intestinal para soportar la acidez del jugo gástrico. Este cambio en las células provoca daños en el revestimiento de la parte inferior del esófago, que se engrosa y se torna de color rojo. Es lo que se denomina el esófago de Barrett.

«Aunque hay distintos grados, la irritación crónica puede degenerar en una metaplasia intestinal. Esta erosión continua puede provocar un cáncer esofágico a largo plazo», advierte el doctor Domínguez. A pesar de todo, esta no es una situación muy habitual, y tan solo se produce cuando han pasado diez o veinte años de contacto permanente del esófago con el contenido gástrico.

¿Cómo saber si se padece reflujo gastroesofágico?

Acidez, sensación de ardor y regurgitaciones. Estas son las tres principales manifestaciones que pueden alertar del reflujo gastroesofágico. Asimismo, muchas personas también experimentan tos, dolor de tórax o garganta e, incluso, una sensación de ahogo.

«El paciente nota pirosis, como si le ardiese detrás del esternón y en la boca del estómago. A veces, si la hernia de hiato es muy grande, hay una regurgitación del contenido gástrico. Los pacientes también suelen presentar ronquera matutina (voz ronca por las mañanas), tos al despertar y ronquidos durante la noche», enumera el facultativo.

Por otro lado, si el reflujo es continuado en el tiempo podría ocasionar bronquitis crónica como consecuencia del paso del contenido gástrico a los pulmones al tumbarse o dormir.

Si bien padecer estos síntomas es una pista bastante reveladora, tan solo un profesional de la salud podrá determinar la existencia del reflujo gastroesofágico. Para ello, los doctores disponen de una serie de pruebas que les ayudan a realizar un diagnóstico certero y que les orientarán a la hora de decidir acerca de la idoneidad de una operación de hernia de hiato.

Con la gastroscopia es posible comprobar si hay una hernia en el estómago o si existen complicaciones como la esofagitis. Para llevar a cabo este procedimiento es necesario introducir un endoscopio a través de la boca, gracias al cual es posible observar el interior de los órganos.

A continuación, puede recomendarse una pHmetría, una prueba que indica el grado de acidez del contenido que asciende por el esófago. Se realiza con una sonda cargada con receptores sensibles a los ácidos y sirve para confirmar el reflujo gastroesofágico de manera definitiva.

Con una sonda a través de la nariz también se realiza la manometría, una técnica que analiza el movimiento y la presión esofágica y gástrica, midiendo las contracciones del esófago para despejar todas las dudas sobre su contractibilidad.

La hernia de hiato, la principal causa del reflujo

Existe una multitud de factores que pueden desencadenar un episodio de reflujo: las comidas copiosas, las bebidas con gas, el café, el chocolate, el tabaco… ¿El motivo? Todos estos alimentos y sustancias favorecen la relajación del esfínter esofágico inferior.

Pero en un gran porcentaje de los casos detrás del reflujo gastroesofágico hay una responsable: la hernia de hiato. De ahí que la solución, en la gran mayoría, pase inevitablemente por la operación de hernia de hiato.

«La hernia de hiato es una alteración anatómica que se produce cuando el estómago deja de estar en su posición natural en el abdomen y sube hacia el tórax. El juego de presiones entre el abdomen y el tórax se pierde, por lo que el contenido gástrico pasa libremente al esófago, sobre todo cuando nos tumbamos», describe Iván Domínguez.

La técnica laparoscopia permite que las personas que se someten a la operación de hernia de hiato regresen a su hogar a los dos días

El tórax y el abdomen están comunicados por una pequeña abertura, denominada hiato, que está ubicado en el diafragma. Cuando este tejido se debilita y el agujero se agranda, la parte superior del estómago se desplaza hacia arriba, impidiendo que la válvula de cierre del estómago y el esfínter esofágico inferior funcionen correctamente.

«Este orificio se dilata por distintos motivos, como la obesidad, los embarazos continuos o la propia predisposición del paciente a tener esa hernia. De hecho, hay bebés que nacen con la hernia de hiato», indica el especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo.

Esta afección es especialmente frecuente entre las personas obesas y aquellas que tienen entre 40 y 50 años. Y, si se deja crecer de forma descontrolada, podría originar una herniación completa del estómago al tórax. Una situación muy grave que hay que evitar a toda costa. Y es aquí donde entra en juego la operación de hernia de hiato.

¿En qué consiste la operación de hernia de hiato?

En pacientes de edad muy avanzada no es inusual apostar por el tratamiento conservador, ya que la cirugía no siempre es recomendable. En estos casos, los médicos suelen recetar inhibidores de la bomba de protones o protectores de estómago, que disminuyen la cantidad de ácido gástrico.

Sin embargo, al tratarse de una alteración anatómica, la hernia como tal no se puede tratar de manera conservadora. Y si los síntomas del reflujo gastroesofágico persisten a pesar del tratamiento farmacológico, puede ser el momento de valorar la cirugía.

En los pacientes jóvenes con una larga esperanza de vida es habitual proponer la operación de hernia de hiato. El método utilizado es la funduplicatura, un procedimiento durante la cual se devuelve el estómago a su posición, doblando y cosiendo la parte superior, denominada fundus, para cerrar el orificio.

«En estas cirugías se reconstruye la válvula del esfínter esofágico inferior, creando una especie de corbata alrededor del esófago para frenar el paso del contenido gástrico y mejorar las molestias del paciente», especifica Iván Domínguez.

Existen distintas clases de funduplicaturas: la de Nissen, la de Toupet, la de D’Or… La diferencia entre ellas radica en el porcentaje de esófago que cubre el estómago, siendo la primera una funduplicatura total de 360º y, por consiguiente, la más común en la operación de hernia de hiato.

La laparoscopia: menos dolor y recuperación más veloz

Los avances en la medicina han traído consigo el aterrizaje de técnicas que entrañan un beneficio muy sustancial para el paciente. La laparoscopia es una de ellas.

Hace algunos años, la operación de hernia de hiato tan solo se ponía en práctica mediante cirugía abierta. Este método no solo podía causar mucho dolor en los pacientes, que tardaban bastante tiempo en recuperarse, sino que también multiplicaba el riesgo de infección, puesto que los órganos y tejidos estaban más expuestos.

No obstante, la llegada de la cirugía mínimamente invasiva ha relegado esta situación al pasado.

La laparoscopia es mucho menos agresiva, ya que las incisiones cutáneas que se realizan son mínimas. Esto, a su vez, disminuye de modo notable el riesgo de complicaciones durante la operación, reduciendo también el dolor postoperatorio y acelerando la reincorporación laboral. Además, las heridas son mucho más pequeñas, por lo que la persona intervenida se recuperará mucho antes.

«Hoy en día el manejo abierto de la hernia de hiato es impensable, salvo que haya alguna complicación», subraya Iván Domínguez. El doctor, que realiza la operación de hernia de hiato junto con su compañera Isabel Vázquez en el Hospital San Rafael, añade que gracias a su amplia experiencia «en una hora o una hora y media podemos completar una laparoscopia, y la recuperación es muy buena, pues el paciente está ingresado durante dos días».

Durante esas 48 horas se monitoriza de cerca su estado y, una vez recibe el alta, puede volver sin problema a su hogar. La única directriz que debe seguir es una modificación de la dieta durante el primer mes, comiendo solamente purés y alimentos batidos para facilitar la cicatrización.

El Hospital San Rafael de A Coruña siempre se ha caracterizado por la incorporación de las técnicas más punteras e innovadoras. Una apuesta firme con un claro objetivo: mejorar todo lo posible la experiencia del paciente.

Por esta razón, aquellas personas que lo deseen pueden plantear la posibilidad de realizar la operación de hernia de hiato mediante un abordaje robótico. Y es que el uso de esta tecnología de vanguardia minimiza todavía más el dolor postoperatorio e incrementa la seguridad intraoperatoria.

En definitiva, es esta conjunción de excelencia técnica y profesional la que hace posible que cada vez más personas se sometan a la operación de hernia de hiato y se despidan de las molestias causadas por el reflujo gastroesofágico.