Latidos fuertes del corazón en reposo: ¿cómo actuar?

Los latidos fuertes del corazón en reposo pueden ser extrasístoles

A pesar de que la mayoría de las veces los latidos fuertes del corazón en reposo son benignos, en algunos casos podrían alertar de complicaciones más severas

Cuando se practica ejercicio o se viven situaciones estresantes es normal que se acelere el corazón. En estos contextos, una elevación del pulso no es motivo de preocupación. Es, de hecho, una reacción natural del organismo. No obstante, en otras ocasiones se experimentan latidos fuertes del corazón en reposo cuando, en un primer momento, no parece haber ningún factor que los desencadene. Y esto ya suele generar más inquietud. Pero, ¿realmente es grave?

Las personas con palpitaciones cardíacas afirman que, en determinados momentos, su corazón late con mucha más fuerza o a más velocidad que de costumbre. No es una sensación agradable, ya que puede parecer que el órgano salta de forma brusca o da un vuelco.

«La mayor parte de las veces son benignas», asegura María Cristina Vázquez Caamaño, especialista en Cardiología, y añade que habitualmente se trata de las extrasístoles, unos «latidos del corazón que se adelantan y que no siguen la conducción normal».

Las extrasístoles pueden originarse tanto en las aurículas como en los ventrículos, las cuatro cavidades que conforman la parte interna del corazón. Suelen venir seguidas de una pausa, de ahí que muchas personas se quejen de que sienten que su corazón se para momentáneamente. Y el malestar que producen tiende a manifestarse en el cuello, razón por la cual los médicos suelen preguntar si los pacientes también notan los síntomas en la zona de la garganta o, por la contra, tan solo se presentan en el centro del corazón.

El primer paso: ponerse en manos de un especialista

Experimentar latidos fuertes del corazón en reposo puede llegar a asustar a las personas afectadas. Y aunque un gran porcentaje de los casos acaban siendo benignos, es conveniente consultar la situación con un profesional de la salud tan pronto como surgen las primeras molestias por si entrañan algún peligro.

«Cuando el paciente nota latidos o palpitaciones es importante ver su historia clínica y ver si las nota en situaciones de estrés, en reposo o haciendo ejercicio. Es normal que vengan pacientes con palpitaciones por la noche», declara la doctora del Hospital San Rafael de A Coruña. ¿El motivo? Cuando las personas se acuestan en la cama están más tranquilas y, por tanto, son más capaces de sentir su corazón.

Ahora bien, ¿cómo proceden usualmente los médicos ante estos cuadros? Existen cuatro exámenes fundamentales. La prueba básica y rutinaria es el electrocardiograma, que mide la actividad eléctrica del corazón. Pero para obtener más información sobre los latidos fuertes del corazón en reposo hay que complementarla con otras tres: el monitor Holter, la prueba de esfuerzo y la ecografía.

«A toda la gente que viene la monitorizamos con un Holter de 24 horas para ver realmente si detectamos palpitaciones o arritmias o si tiene síntomas», precisa María Cristina Vázquez. La prueba de esfuerzo, por otro lado, les indica a los profesionales si el incremento de la actividad física se traduce en una arritmia. Y la ecografía les permite descartar la presencia de cardiopatías o anomalías a través de los ultrasonidos.

A fin de cuentas, como recuerda la especialista, no es lo mismo que se produzcan latidos fuertes del corazón en reposo «en un paciente sano que en un paciente que haya tenido un infarto, una cardiopatía isquémica o alteraciones a nivel estructural».

El electrocardiograma sirve para medir los latidos fuertes del corazón en reposo

¿Son graves los latidos fuertes del corazón en reposo?

Aparte de la información que proporcionan estas pruebas, también es relevante conocer cuánto tiempo suelen durar los latidos fuertes del corazón en reposo. Por regla general, si son de carácter benigno, tienden a aparecer de forma intermitente, pasando temporadas sin ningún episodio y otras en donde aparecen casi a diario.

Cuando no hay ninguna patología asociada, las palpitaciones suelen aparecer por causas como el estrés, la falta de sueño, la fiebre o el consumo excesivo de estimulantes (cafeína, drogas o determinados fármacos para la congestión).

Sin embargo, hay tres indicadores que podrían revelar un aumento de la peligrosidad: si se desencadenan durante la realización de ejercicio o, por otra parte, si los latidos fuertes del corazón en reposo vienen acompañados de dolor torácico o de mareo. Si se padece alguno de estos síntomas, hay que extremar el nivel de precaución y buscar atención médica.

«La mayor parte de las veces las palpitaciones no tienen mayor importancia. Pero es verdad que hay muchos pacientes que tienen otras cardiopatías y que desarrollan taquicardias. En estos casos sí que hay que prestar atención y tratarlos, porque pueden desencadenar arritmias potencialmente mortales», alerta la doctora del Hospital San Rafael de A Coruña.

Cuando la taquicardia entra en escena

Normalmente, un corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. Si el número de palpitaciones es superior a 100, se considera que el paciente sufre taquicardia. En este caso el paciente nota los latidos más rápidos de lo habitual, sin que tengan que ser ¨fuertes¨.

Existen diversos tipos de taquicardias en función del origen de la arritmia. Se denominan supraventriculares las que se desarrollan antes de los ventrículos, es decir en las aurículas, y ventriculares las que se producen en los ventrículos. Dentro de las supraventriculares la fibrilación auricular es la más frecuente.

Es importante detectarla a tiempo, porque no siempre produce síntomas y dependiendo de otros factores como la edad de la persona puede hace que se formen trombos en el corazón y que la primera manifestación de ésta sea un ictus o cualquier trombosis por la migración de estos a la circulación. Por eso, los doctores recomendarán un tratamiento dirigido a evitar los fenómenos tromboembólicos, prescribiendo fármacos anticoagulantes.

La otra parte del tratamiento es evitar la arritmia y controlar la frecuencia cardíaca con fármacos dirigidos a ésta. En función de que tipo de arritmia y si hay o no otras patologías cardíacas asociadas se prescribirá uno u otro antiarrítmico.

Pero si esta arritmia no se controla con fármacos o nos quedan dudas de su etiología, la respuesta y casi siempre el tratamiento definitivo va a tenerlo el estudio electrofisiológico. Un procedimiento invasivo que consiste en introducir catéteres en diferentes áreas del corazón para medir su actividad eléctrica intracardiaca y poder tratar el cortocircuito in situ, o lo que es lo mismo, realizar una ablación cardíaca.

La ablación consiste en aplicar una fuente de energía (radiofrecuencia o frío) en la zona de origen de la taquicardia, siendo el tratamiento definitivo en muchas ocasiones.

En ocasiones el origen de la taquicardia, o el músculo cardíaco está tan afectado que puede existir un riesgo muy elevado de sufrir una parada cardíaca. En este caso lo indicado es implantar un desfibrilador bajo la piel. Este dispositivo administra una descarga eléctrica en el caso de que se produzca una arritmia potencialmente mortal.

El tratamiento de los latidos fuertes del corazón en reposo

¿Y qué hay de los pacientes sanos? Como mencionamos al inicio, la gran mayoría de las veces no hay una taquicardia asociada y los latidos fuertes del corazón en reposo son completamente benignos.

Los especialistas suelen limitarse a recomendar una serie de medidas higiénico-dietéticas y vigilar la evolución del paciente. El tratamiento se basa en una modificación de los hábitos de vida: dormir adecuadamente, evitar el alcohol y el tabaco, no consumir sustancias estimulantes y practicar ejercicio físico con regularidad.

Al mismo tiempo, para disminuir los factores de riesgo es aconsejable hidratarse de manera constante, seguir una dieta sana y equilibrada, mantenerse en el peso recomendado y poner en práctica técnicas de relajación o actividades como el yoga o la meditación.

Una batería de medidas determinante para reforzar la salud de los pacientes. Y, más concretamente, la salud de su corazón.