La inyección de fármacos en los tejidos mediante las infiltraciones en la espalda ayuda a los pacientes a despedirse de forma rápida del dolor lumbar
El dolor de espalda no es un compañero de vida agradable. Todo lo contrario. Esta molestia puede convertirse en una auténtica pesadilla, repercutiendo drásticamente en el bienestar de las personas. Y acabar con ese dolor pasa a convertirse en una prioridad. Por este motivo, muchos pacientes recurren a las infiltraciones en la espalda con la esperanza de recuperar su calidad de vida.
Esta dolencia, desgraciadamente, está muy extendida. Según SEMERGEN, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, más de un 80 % de la población española ha sufrido o sufrirá dolor de espalda a lo largo de su vida. Una cifra muy significativa, que lo convierte en el principal problema de salud crónico y en la causa de incapacidad laboral más frecuente a nivel nacional.
Para luchar contra el dolor, la mayoría de los pacientes recurren a dos aliados: los antiinflamatorios y la fisioterapia. En los casos más leves, estas medidas pueden ser suficientes. Pero, ¿qué hacer si no dan resultado? Entonces, las infiltraciones en la espalda se alzan como una solución efectiva.
«Antes de proponer una cirugía solemos ofrecer al paciente una terapia de tratamiento del dolor con infiltraciones en la espalda», sostiene Juan Álvarez de Mon Montoliu, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital San Rafael de A Coruña.
¿Qué son las infiltraciones en la espalda?
Para atacar directamente el origen del dolor, los médicos inyectan en los tejidos una solución que contiene fármacos u otra clase de sustancias terapéuticas. Una técnica conocida como infiltraciones en la espalda, que logra aliviar de manera rápida las molestias en la zona lumbar.
«Las realizamos en el quirófano, donde contamos con soporte de imagen gracias a un ecógrafo. Nos situamos en la zona que queremos infiltrar y metemos una aguja. A través de ella inyectamos la medicación» detalla el facultativo.
Uno de los puntos fuertes de las infiltraciones en la espalda es su nivel de precisión. Los doctores aplican la dosis exacta que necesita el cuerpo, que actúa de forma muy localizada en el área afectada. De este modo, su efectividad es mayor, y no repercute en otras partes del organismo.
Pero, sin duda, la principal ventaja de este tratamiento es su inmediatez. «Habitualmente, el procedimiento dura diez minutos. Y a los quince o veinte minutos el paciente se va para su casa sin dolor. El efecto es inmediato», asegura Álvarez de Mon.
Además de instantáneo, el efecto de las infiltraciones en la espalda también es duradero. No desaparece al cabo de unas horas o unos días, sino que permanece durante varias semanas e, incluso, algunos meses.
Una solución efectiva contra el dolor de espalda
¿Por qué surge el dolor de espalda? Las causas de esta molestia pueden ser muy variadas, como el desgaste de las articulaciones o la artrosis lumbar.
La hernia de disco también es otra de las grandes responsables, como señala el doctor Álvarez de Mon: «Cuando una hernia discal grande produce afectación sensitiva y motora en las piernas y la medicación o la fisioterapia no calman el dolor se propone un tratamiento mínimamente invasivo».
Esta intervención también se conoce como tratamiento de bloqueos, puesto que realiza un bloqueo en la transmisión de los nervios, con el objetivo de impedir que las señales de dolor alcancen el cerebro. Una vez concluye, los pacientes regresan a su hogar sin experimentar más molestias. Y en el 80 % de los casos se consigue evitar la cirugía a corto plazo. No obstante, generalmente es necesario realizar dos sesiones.
El especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología subraya que las infiltraciones en la espalda «son muy seguras, porque las hacemos con control de imagen. Introducimos la aguja a través de la piel, controlando las imágenes del ecógrafo en tiempo real». Un equipo que orienta al médico y le proporciona una guía de gran utilidad.
Además, salvo que haya alguna alergia o contraindicación, los pacientes no suelen presentar ningún tipo de efectos secundarios o complicaciones con este tratamiento.
¿Qué tipos de infiltraciones en la espalda existen?
No existe un único tipo de infiltraciones en la espalda, sino que se pueden diferenciar varias clases, que se aplican en función de la naturaleza del dolor y de la zona afectada.
Infiltración lumbar facetaria
Las articulaciones facetarias unen las vértebras por la parte de atrás. En estos casos, la persona afectada experimenta molestias por la mañana. Estas van disminuyendo a medida que avanza el día y su cuerpo pierde rigidez. Para solucionarlo, los doctores inyectan anestésicos y corticoide en el nervio correspondiente, o los introducen de manera directa en las facetas.
Infiltración lumbar sacroilíaca
La articulación sacroilíaca es una articulación de carga que se encuentra entre la pelvis y la columna. Si el dolor procede de esta zona, se suele extender por los glúteos y la parte posterior de los muslos. En muchas ocasiones, se emplea la infiltración para confirmar que las molestias se originan en esta área.
Infiltración de puntos gatillo
Los puntos gatillo son puntos hiperirritables que causan dolor ubicados en los músculos, una especie de contractura crónica. Para eliminarla, se pincha el punto gatillo en cuestión, generando un espasmo que ayuda a acabar con la contractura. Aunque se suelen infiltrar anestésicos y corticoides, a veces se inyecta una toxina botulínica orientada a deshacer la contracción.
Infiltración epidural
Mediante la infiltración epidural se inyecta corticoide en el canal medular, la cavidad en la que se halla la médula espinal. Más concretamente, en el espacio epidural. Con esta técnica es posible atenuar el dolor y la inflamación en la columna vertebral de modo temporal.
Infiltración epidural caudal
De nuevo, los doctores inyectan corticoide y anestésicos locales en el espacio epidural. Pero, esta vez, lo hacen a través del sacro, en la parte inferior del conducto raquídeo. Este acceso se emplea cuando puede haber complicaciones en el área lumbar, y sirve para aliviar los dolores causados por patologías como la estenosis de canal.
La radiofrecuencia, cuando las infiltraciones de espalda son insuficientes
Si pasados unos meses tras las infiltraciones de espalda el dolor vuelve a aparecer, es posible ascender un escalón terapéutico. Y aquí entra en escena la radiofrecuencia. Un tratamiento más definitivo, que dura alrededor de un año, y resulta sumamente eficaz para controlar las molestias.
«Habitualmente hacemos infiltraciones lumbares facetarias», explica Álvarez de Mon, y puntualiza que «si no funcionan se aplica un tratamiento por radiofrecuencia: la rizólisis».
Este procedimiento, que se lleva a cabo en quirófano con soporte por imagen, consiste en aplicar calor a los nervios que ocasionan el dolor, con el fin de anular sus funciones. La rizólisis emplea una serie de agujas conectadas a una máquina, cuyas puntas se encuentran a una temperatura de 85 grados. Tras aplicarlas durante 90 segundos en los nervios correspondientes se consigue eliminar el origen del dolor, que en ocasiones proviene del desgaste de la articulación.
Aunque la efectividad de este método es muy elevada, con el paso del tiempo el nervio se regenera y las molestias podrían regresar. Estos son los cuadros más extremos, y este tipo de personas tendrían que someterse a una cirugía para solucionar su malestar de forma definitiva.
La importancia de aunar esfuerzos para acabar con el dolor
Multitud de pacientes acuden a las consultas del Hospital San Rafael A Coruña con una preocupación común: el dolor lumbar. «Después de la exploración pedimos pruebas por imagen para confirmar la patología. Una vez identificado el diagnóstico tenemos un protocolo de actuación: un tratamiento escalonado de cara a solucionar el dolor con la mínima agresividad», precisa Juan Álvarez de Mon.
Para comprender mejor todas las patologías relacionadas con la columna y darle a cada paciente un tratamiento personalizado que satisfaga sus necesidades se ha creado la Unidad de Espalda. Un servicio multidisciplinar, donde se juntan los profesionales más cualificados con los recursos tecnológicos más punteros.
«Todas las semanas hacemos cerca de quince bloqueos y unas cuantas radiofrecuencias», calcula Álvarez de Mon, que forma parte de esta unidad, capitaneada por el doctor Juan Ángel Castro Toral.
Una experiencia muy valiosa que capacita a este grupo de expertos para realizar tratamientos como las infiltraciones de espalda de manera rápida y segura con un claro objetivo: aliviar el dolor.