El cribado del cáncer colorrectal, clave para su prevención

La colonoscopia y el análisis de heces son dos de las pruebas del cribado del cáncer colorrectal

La colonoscopia, la sigmoidoscopia flexible y el análisis de heces son algunas de las pruebas que se realizan durante el cribado del cáncer colorrectal

En una enfermedad con tantas incógnitas como el cáncer, las certezas escasean. Pero si en algo coincide toda la comunidad médica es que, cuanto antes se detecte, más posibilidades hay de que el tratamiento sea exitoso. El diagnóstico precoz puede salvar la vida. Y los programas de cribado del cáncer colorrectal son cruciales para localizarlo con prontitud.

El cáncer de colon y el cáncer de recto, que nacen en los tejidos de estos dos órganos, son muy similares entre sí. Por este motivo, ambos se agrupan bajo el paraguas de cáncer colorrectal: el tercero más frecuente a nivel mundial, tan solo por detrás del cáncer de mama y el de pulmón.

A lo largo del 2020 se diagnosticaron más de 1,9 millones de casos nuevos de cáncer colorrectal, que provocó 900.000 fallecimientos, convirtiéndose en el segundo más mortal. Y la Sociedad Española de Oncología Médica calcula que el año pasado el total de diagnósticos en nuestro país superó los 43.000, alzándose con el primer puesto y causando más de 15.000 defunciones.

¿Es posible disminuir estas cifras? «Si se diagnostica de forma precoz, se puede curar en más del 90 % de los casos», asegura David Carral, especialista en el Aparato Digestivo del Hospital San Rafael de A Coruña. Y en esta patología, la detección temprana viene inevitablemente de la mano del cribado del cáncer colorrectal.

Los pólipos: el origen del cáncer colorrectal

Para comprender el desarrollo del cáncer colorrectal es imprescindible conocer la anatomía del aparato digestivo y, más concretamente, del intestino grueso.

El colon es un órgano con forma de tubo por el que se desplazan los restos de los alimentos ya digeridos, procedentes del intestino delgado, con el fin de extraer el agua, la sal y los nutrientes restantes. Tiene una longitud cercana al metro y medio, y está dividido en cuatro partes: el colon ascendente, el transverso, el descendente y el sigmoide.

Esta última zona está conectada con el recto, donde finaliza el sistema digestivo. El recto mide alrededor de quince centímetros y cumple la función de almacenar la materia de desecho antes de expulsarla por el ano.

En ocasiones, se produce una acumulación de células en el revestimiento interno del intestino grueso. Esto da lugar a un crecimiento anormal: el pólipo adenomatoso, que como señala el doctor Carral, es «el precursor benigno» del cáncer colorrectal. Y es que cuando transcurren varios años, este pólipo puede desembocar en un cáncer.

Cuando el tumor es maligno, las células cancerosas no siempre permanecen en la parte interna. Estas pueden atravesar las capas de la pared del colon o del recto hasta alcanzar la más exterior. Una vez la cruzan, emprenden su viaje hacia otras partes del cuerpo a través de la sangre o del sistema linfático, produciendo metástasis y formando tumores en otros tejidos u órganos.

Prácticamente todos los cánceres colorrectales son adenocarcinomas: tumores malignos que crecen en el tejido glandular. En este caso, en las células que generan mucosidad para lubricar el interior del colon o del recto.

No obstante, también pueden surgir en menor medida tumores carcinoides (aquellos que nacen en las células productoras de hormonas), tumores del estroma gastrointestinal (aquellos que nacen en las células nerviosas de la pared del tubo digestivo), linfomas (aquellos que nacen en las células del sistema linfático) o sarcomas (aquellos que nacen en el tejido blando, como los músculos o los vasos sanguíneos).

La importancia del cribado del cáncer colorrectal

Como en muchas otras patologías, el cáncer de colon y el cáncer de recto no producen síntomas hasta que no se hallan en un estado avanzado. Esto provoca que pasen desapercibidos para muchos pacientes, incidiendo directamente en su bienestar y dificultando su curación.

Aquí entran en juego las pruebas de cribado del cáncer colorrectal. Una serie de procedimientos médicos destinados a detectar los pólipos adenomatosos en las paredes del intestino grueso cuanto antes. ¿El objetivo? Extirparlos e impedir que, en un futuro, evolucionen en un cáncer.

Sin embargo, no siempre se logra llegar pronto. A veces el cribado del cáncer colorrectal se encuentra directamente con el cáncer en sus etapas iniciales. Pero aun así será más fácil de tratar, puesto que no habrá tenido tanto tiempo para extenderse.

Es conveniente someterse a esta clase de pruebas de detección a partir de los cincuenta años, especialmente si se poseen antecedentes familiares de estas afecciones. Para realizarlas basta con acudir a la consulta de un médico, que empleará diferentes técnicas para buscar signos de alerta o lesiones precancerígenas en esas zonas.

El cribado del cáncer colorrectal logra aumentar la esperanza de vida de los pacientes

Las pruebas del cribado del cáncer colorrectal

Existen tres tipos de pruebas que se pueden poner en práctica durante el cribado del cáncer colorrectal, y se pueden combinar entre ellas para aumentar la fiabilidad.

«El test de sangre oculta en heces permite separar a los individuos con mayor probabilidad de tener una lesión benigna precursora o un cáncer inicial», sostiene David Carral. El doctor añade que este procedimiento «es muy sencillo, solo tenemos que recoger una pequeña muestra de heces para su análisis. Si es positivo, se debe programar una colonoscopia».

En la colonoscopia, el equipo médico introduce una sonda flexible equipada con una luz y una pequeña cámara a través del ano. Este aparato les permite visualizar el interior del recto y del colon para comprobar la posible existencia de pólipos. También es posible llevar a cabo la sigmoidoscopia flexible, una prueba menos invasiva que solo abarca el colon sigmoide.

«La colonoscopia permite la visualización directa y la extirpación de estos pólipos, pudiendo así evitar la aparición del cáncer», aclara el especialista en el Aparato Digestivo del Hospital San Rafael.

Pero, ¿cómo hacer una colonoscopia de calidad? David Carral tiene la respuesta: «Es fundamental que el intestino grueso esté limpio. Esto requiere una dieta pobre en fibra desde dos días antes y, unas horas antes, tomar una solución laxante para vaciarlo de restos. El día de la exploración se administran sedantes intravenosos para evitar el dolor y el recuerdo de la exploración, que dura unos veinte minutos. La rápida eliminación de estos sedantes permite que el paciente se vaya a su casa unos treinta minutos después de terminar el estudio».

¿Qué hay de los síntomas?

Como hemos visto anteriormente, los síntomas no suelen manifestarse hasta que el cáncer de colon y recto se encuentra en un estado avanzado. Pero, a pesar de ello, es necesario estar al corriente de ellos para poder identificarlos.

«Los síntomas que pueden hacer sospechar la enfermedad son la alternancia del ritmo intestinal, el dolor abdominal, la emisión de sangre por el ano y la aparición de anemia por déficit de hierro. Ante ellos, es recomendable realizar una colonoscopia», recuerda el doctor Carral.

Asimismo, está afección puede venir acompañada de cambios en la forma de las heces, gases e hinchazón, diarrea y estreñimiento, una sensación de cansancio generalizada y una pérdida de peso sin motivo aparente.

De todos modos, el especialista del Hospital San Rafael subraya que «lo ideal para aumentar la supervivencia es buscar el diagnóstico antes de que se manifiesten los síntomas, lo que permite poder tratar y curar, de forma menos agresiva, las lesiones precursoras del cáncer, o incluso cánceres en estadios iniciales, disminuyendo así la mortalidad».

¿Y de los factores de riesgo?

A pesar de que no se conoce una causa exacta, hay varios factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades que tiene una persona de enfrentarse a un cáncer colorrectal a lo largo de su vida.

Los años desempeñan un papel protagonista: esta patología es más común conforme avanza la edad. Por esta razón, se recomienda someterse a las pruebas de cribado del cáncer colorrectal a partir de los cincuenta años de manera periódica. Además, haber sufrido en el pasado adenomas (tumores benignos) también juega en contra de los pacientes.

No es conveniente descuidar la báscula: el sobrepeso y la obesidad ejercen una gran influencia, especialmente en los hombres. En esta línea, varios estudios sugieren que el consumo de alcohol, tabaco y de carnes rojas y procesadas predispone a las personas a padecer esta enfermedad.

Entonces, ¿cómo prevenirla? David Carral precisa que existen factores protectores para disminuir el riesgo, como «el ejercicio físico habitual y la dieta rica en frutas, verduras y cereales integrales. Pero lo que más ayuda a evitar la muerte por esta enfermedad es la realización de estudios de cribado del cáncer colorrectal para el diagnóstico precoz».

Pero, ¿debe participar todo el mundo en el cribado del cáncer colorrectal?

«Se han identificado grupos de personas con mayor riesgo de padecerlo, lo que permite recomendar en ellos el estudio para detectarlo en la fase temprana, cuando todavía no notamos nada que diga que está ahí: los mayores de 50 años de edad, las personas que tengan antecedentes de este tipo de cáncer en familiares directos como padres o hermanos, las familias con síndromes hereditarios con predisposición al cáncer y aquellos que tienen enfermedades crónicas inflamatorias del colon como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn», enumera el facultativo.

El tratamiento para combatir el cáncer colorrectal

Cuando en las pruebas de cribado del cáncer colorrectal se encuentra un pólipo de tamaño superior a un centímetro, se vislumbran más de tres pólipos o se descubre una displasia (anomalías en las células) tras la extracción del pólipo, el riesgo de sufrir cáncer de colon o de recto se incrementa de modo sustancial.

Para enfrentarse a esta afección se puede recurrir a una serie de tratamientos, como la radioterapia, la quimioterapia, la inmunoterapia o la terapia dirigida. Además, si se trata de cáncer de colon, pueden ponerse en marcha otras dos técnicas para destruir las células anormales: la radiofrecuencia (que las sobrecalienta mediante la energía eléctrica) o la criocirugía (que las congela con un líquido muy frío o con una criosonda).

Pero, como reza la sabiduría popular, más vale prevenir. El método más efectivo para evitar esta enfermedad e incrementar la esperanza de vida de los pacientes es, sin duda, participar en el cribado del cáncer colorrectal.