Qué es y cómo acabar con el dolor de espalda al dormir

La actividad física diurna puede estar detrás del dolor de espalda al dormir

Detrás del dolor de espalda al dormir puede haber multitud de causas, como la actividad física diurna, las enfermedades inflamatorias, las patologías degenerativas o las neoplasias

Irse a la cama significa irse a descansar. A relajarse. A reponer fuerzas. Sin embargo, para las personas que tienen dolor de espalda al dormir, la puesta de sol representa todo lo contrario. Es el inicio del malestar. Y es que estos pacientes no tienen que quedarse dormidos para que sus noches sean una auténtica pesadilla.

El dolor de espalda es un problema tan severo como frecuente. No solo es una de las quejas más escuchadas en las consultas médicas, sino que también encabeza las listas de causas de bajas laborales, pérdidas económicas y gasto sanitario.

Además, su peaje en la calidad de vida puede llegar a ser muy alto. Si el dolor repercute en las horas recomendadas de descanso o los ciclos de sueño, las personas podrían experimentar cansancio, depresión, falta de rendimiento, dificultad para concentrarse o errores frecuentes en el desempeño de sus actividades diarias.

Ahora bien, ¿por qué motivo es tan habitual experimentar esta clase de molestias en el momento de acostarse en la cama? O, en otras palabras, ¿a qué se debe el dolor de espalda al dormir?

«El dolor de espalda se presenta por la noche en muchos casos que, durante el día, se haya realizado actividades que traumaticen ligamentos o músculos a nivel cervical, dorsal o lumbar o se hayan adoptado posturas indebidas que afecten a discos vertebrales o a las articulaciones entre las vértebras», asegura César Bonome, especialista en Anestesiología y Tratamiento del Dolor del Hospital San Rafael de A Coruña.

Se trata, por tanto, de un simple reflejo de los daños producidos en esas zonas a lo largo del día como consecuencia de los esfuerzos físicos, especialmente cuando no se han efectuado ejercicios de estiramiento muscular o recuperación.

Estos daños podrían no hacerse visibles hasta que no se interrumpe la actividad en cuestión. Es decir, al final del día. Entonces es cuando por fin se desata el dolor, que podría afectar de manera significativa a la capacidad para conciliar el sueño y a la calidad de éste.

No obstante, si bien un gran porcentaje de pacientes con molestias cervicales, dorsales o lumbares se enmarcan en esta categoría, detrás del dolor de espalda al dormir podrían esconderse afecciones más graves.

Las causas del dolor de espalda al dormir

Músculos, vértebras, ligamentos, fascias, facetas auriculares, raíces nerviosas, vasos sanguíneos… La espalda está compuesta por infinidad de estructuras susceptibles de provocar dolor. Aun así, se estima que más del 85 % de los casos son inespecíficos y no se asocian a enfermedades concretas o alteraciones espinales.

Además, es importante tener presente que el dolor de espalda al dormir no afecta por igual a todo el mundo. Existen determinados grupos de población con más probabilidades de padecerlo, como las mujeres o las personas de edad avanzada, debido a la degeneración de sus estructuras vertebrales y a las enfermedades asociadas, como la diabetes o la insuficiencia cardíaca.

«A veces la clínica nos orienta para conocer la estructura que origina el dolor de espalda y otras veces tenemos que acudir a pruebas de electrofisiología o de radiología para identificar las estructuras dañadas», precisa el doctor Bonome.

Por regla general, es posible identificar tres grandes grupos de enfermedades que causan dolor de espalda: las inflamatorias, las degenerativas o las neoplásicas.

Las enfermedades inflamatorias

«Los pacientes con enfermedades inflamatorias también tienen dolor de espalda nocturno muy frecuente. En general, aquellos pacientes con inflamación articular, que empeora con el reposo y mejora con el ejercicio y que tiene múltiples articulaciones inflamadas y edematosas, son candidatos a presentar dolor nocturno en la espalda», señala el facultativo.

Las patologías inflamatorias más usuales son la sacroileitis, la espondilitis anquilosante o la artritis reumatoide. Las personas afectadas por ellas experimentan rigidez y dolor tan pronto se levantan: un malestar que puede llegar a ser muy elevado y se prolonga alrededor de media hora, razón por la cual les cuesta más ponerse en marcha.

Esta es, según César Bonome, una de las principales diferencias con otros tipos de dolores: «Los que tienen dolor de espalda de características mecánicas provocado por afectación muscular, tendones o ligamentos suelen mejorar al comenzar la actividad, aunque persista cierto grado de dolor. Estos suelen despertar por la noche al realizar algún movimiento que les ha producido dolor, luego adoptan una postura antiálgica y suelen conciliar el sueño de nuevo».

Las enfermedades degenerativas

Otras de las causas del dolor de espalda al dormir son las patologías degenerativas óseas, entre las que se encuentran las hernias discales, la estenosis de canal o los colapsos vertebrales.

A pesar de que las molestias pueden presentarse durante el día, tienen a empeorar por las noches a raíz de alteraciones hormonales, malas posiciones o acumulacón de agua corporal. Además, los pacientes suelen presentar dolor en otras articulaciones, con una afectación generalizada de su estado de salud.

Las enfermedades neoplásicas

Cuando las neoplasias o tumores afectan a las vértebras o a los nervios cercanos a la columna vertebral no es extraño que ocasionen un dolor de espalda al dormir más severo. En este caso, además de una debilidad sistemática, existen otras señales de alarma como la pérdida de peso o la sudoración nocturna, que hace que los pacientes se despierten con la cama empapada en sudor.

Otras causas del dolor de espalda al dormir

Para finalizar, es preciso mencionar que cabe la posibilidad de que el dolor de espalda al dormir no se origine realmente en la zona de la columna, sino que se trate de un dolor referido o irradiado hacia esa región debido a otros problemas como el cólico nefrítico, la endometriosis o las afectaciones intestinales.

«En estos casos, la historia clínica y la exploración física suelen determinarnos el origen», asevera el especialista en Anestesiología, que subraya la importancia de barajar todas las posibilidades, puesto que el dolor de espalda también es usual durante el embarazo.

Multitud de personas padecen dolor de espalda al dormir

Cómo tratar el dolor de espalda al dormir

Cuando se padece dolor de espalda al dormir resulta de crucial importancia consultar la situación con un profesional de la salud, sobre todo si las molestias se extienden durante más de dos semanas o vienen acompañadas de otros síntomas como un dolor intenso en las piernas (que puede deberse a una afectación de los discos o facetas articulares), rigidez al levantarse, fiebre, pérdida de peso, malestar en las articulaciones, sudoración por las noches o una afectación generalizada.

Los médicos llevarán a cabo diversas pruebas con el objetivo de encontrar la raíz del problema y diagnosticar las posibles patologías que podrían estar causando las molestias. Y, si es necesario, derivarán a los pacientes al especialista correspondiente, como el traumatólogo.

El tratamiento del dolor de espalda al dormir va a depender del motivo que lo causa. Si se debe a malas posturas en los trabajos sedentarios o al exceso de tracción en los trabajos físicos, los ejercicios de relajación muscular suelen bastar para aliviarlo, combinados muchas veces con un tratamiento fisioterapéutico o con el consumo de analgésicos como paracetamol o ibuprofeno. Además, es recomendable realizar un ejercicio de prevención mediante la educación postural.

Cuando el problema radica en la estructura de la columna, como sucede en las hernias discales, la artrosis facetaria o la estenosis de canal lumbar, es habitual hacerle frente con medicación analgésica y ejercicios de fisioterapia. Si estos no bastan, puede recurrirse a las infiltraciones en la espalda o bloqueos terapéuticos.

«Si esta patología está muy avanzada, o no responde a estas terapias, la cirugía mini-invasiva de columna es la mejor alternativa para solucionar el problema de manera más radical y efectiva», sostiene César Bonome.

Por otra parte, si el dolor de espalda al dormir deriva de una patología inflamatoria, los especialistas en Reumatología pueden recetar antiinflamatorios, corticoides o tratamientos inmunológicos, que suelen entrañar una mejoría muy sustancial.

Posiciones para disminuir el dolor de espalda al dormir

Además de atajar el origen del malestar, existen algunas medidas que pueden ayudar a aliviar el dolor de espalda al dormir. La postura en la que se duerme, por ejemplo, ejerce una influencia muy considerable.

El director médico del Hospital San Rafael de A Coruña recalca que realmente «la posición idónea es aquella que nos permite dormir el mayor número de horas y no nos genera ninguna molestia articular».

Normalmente, esta posición suele ser en decúbito supino. Es decir, acostados. No obstante, hay determinadas personas que de esta forma tienen dificultades para respirar. En estos casos, es preferible dormir de lado. Por otro lado, las personas de edad avanzada o con problemas de columna pueden poner una almohada debajo de sus rodillas o, si duermen lateralmente, entre ambas piernas, para dormir con más comodidad.

De todos modos, hay determinadas posiciones que es aconsejable evitar, como dormir boca abajo, ya que repercute negativamente en la alineación de la columna y se ejerce presión sobre las vísceras y estructuras vasculares internas.

La almohada y el colchón también desempeñan un rol crítico. La primera debería elevar levemente la cabeza, pero sin ser muy dura, para que no resulte incómoda. El segundo debería ser flexible, pero sin renunciar a algo de rigidez, para mantener la columna recta y no alterar su forma natural. Por lo tanto, para no sufrir dolor de espalda al dormir es recomendable huir de los colchones demasiado duros o demasiado blandos.

«Lo mejor es que cuando nos fuésemos a dormir, durante el día hubiésemos adoptado una postura cómoda y recta cuando trabajamos de forma sedentaria, hiciésemos algo de deporte de bajo impacto y que fortaleciese la musculatura de la espalda, estiramientos y relajación muscular. Y que en caso de dolor por otras circunstancias nos pautasen los analgésicos más adecuados para minimizar el dolor nocturno y descansar», sintetiza César Bonome.