¿Cuáles son las principales diferencias entre gripe y resfriado?

Comunicación San Rafael

Aunque hay múltiples diferencias entre gripe y resfriado, el contagio de estas enfermedades se produce de modo muy similar

Los síntomas como la fiebre y los dolores musculares son algunas de las grandes diferencias entre gripe y resfriado, dos de las enfermedades víricas más comunes

La llegada de la época invernal va asociada a los paraguas, los abrigos e, inevitablemente, los pañuelos. El súbito descenso de las temperaturas provoca grandes concentraciones de personas en lugares cerrados, lo que propicia la transmisión de los virus. Como cada año, estos se extienden rápidamente entre gran parte de la población. Pero no todos nos afectan de la misma manera. Para identificar fácilmente ante qué patología nos encontramos, es indispensable conocer las diferencias entre gripe y resfriado.

Estos son dos de los virus respiratorios más comunes. Y ambos se transmiten a través de las gotículas expulsadas al hablar o al toser. Todas las personas cercanas al infectado que entren en contacto con estas pequeñas gotas de saliva corren el riesgo de contraer la enfermedad, especialmente en ambientes mal ventilados o si la distancia entre ellos es inferior a un metro y medio

Manuel Viso, jefe de Urgencias en el Hospital San Rafael, asegura que esta es la principal vía de transmisión, y trata de desmentir una creencia muy extendida: «Lo de la bajada de las temperaturas es un mito. Los virus entran por el contacto con la gente, no porque me enfríe o lleve los pies descalzos». No obstante, el doctor recalca que «en un ambiente más fresco, el virus está más cómodo en las fosas nasales, pero no porque me coja el frío bajan mis defensas».

Aun así, las dos comparten un carácter estacional muy marcado. «Los virus son muy sensibles a las temperaturas altas, y las condiciones de invierno favorecen el hacinamiento de personas en casas, cafeterías y colegias, lo que favorece la transmisibilidad».

A pesar de que existan múltiples diferencias entre gripe y resfriado, ambas presentan síntomas muy parecidos. Por este motivo, en ocasiones no resulta sencillo descubrir si se está padeciendo un catarro común o, por el contrario, es una gripe la causante del malestar.

Similitudes y diferencias entre gripe y resfriado

Tanto la gripe como el resfriado son causados por un virus. En el caso de la gripe, el responsable es el virus influenza, perteneciente a la familia de los ortomixovirus. El resfriado, por su parte, puede producirse debido a un rango más variado de virus, siendo los más comunes el adenovirus, el rinovirus y el coronavirus.

La gripe aparece de forma súbita, pues su período de incubación es un poco más breve que el del resfriado. Es una enfermedad más intensa y más debilitante, y en muchas ocasiones va asociada a fiebres altas durante varios días.

Por lo general, sus síntomas se alargan algo más de una semana. Entre ellos se encuentran los dolores de cabeza, la tos, los escalofríos, las molestias en la garganta, la sensación de fatiga, el goteo nasal o rinorrea y los dolores musculares intensos o mialgias, especialmente en la espalda o en las piernas. En consecuencia, muchas veces el paciente necesita permanecer en cama para poder reponerse.

Mientras que la gripe afecta a todo el cuerpo, el resfriado generalmente es de cuello para arriba. Sus principales síntomas son el dolor de garganta y cabeza, la congestión nasal, el exceso de mucosidad, el picor y enrojecimiento de ojos, los estornudos y el cansancio generalizado. Es menos agresivo que la gripe, pues no existe un dolor muscular tan fuerte como para que el cuerpo necesite reposar en la cama. Y, aunque puede provocar unas décimas de fiebre, esta no se eleva hasta los 39 o 40ºC.

Habitualmente, la tos seca está más relacionada con la gripe, y la tos mucosa con el resfriado, pero no siempre es así. «Los virus evolucionan y, dependiendo de la mutación, los síntomas que presentan los pacientes pueden variar. Algunos años, las gripes vienen acompañadas de problemas digestivos, como náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea», explica Manuel Viso.

El médico añade que «la variante del virus se conoce con meses de antelación, pues los virus que nos llegan proceden de Oceanía y Oriente Medio». Esto es de gran utilidad, pues brinda un tiempo muy valioso para elaborar las vacunas, teniendo en cuenta las características de los virus de los años anteriores y de los que ya rondan por el hemisferio sur.

Cómo aliviar los síntomas de la gripe y el resfriado

A pesar de las diferencias entre gripe y resfriado, el tratamiento y los medicamentos prescritos para aliviar los síntomas son muy similares. Si el estado general es bueno no es necesario recurrir al médico. Pero sí que hay que vigilarlos de cerca y, si la fiebre no disminuye transcurridos una serie de días, acudir a un profesional de la salud para que realice un diagnóstico.

Al tratarse de un virus, los antibióticos pierden toda su efectividad. No obstante, los analgésicos y los antitérmicos resultan sumamente útiles para disminuir el dolor, la fiebre y el malestar. Por su parte, el dolor muscular se puede combatir con analgésicos.

Los principales síntomas del catarro, como los mocos, pueden tratarse mediante antitusivos y descongestionantes. Cuando la mucosidad es muy elevada, es recomendable beber muchos líquidos y tomar un expectorante o fluidificante, previa consulta al farmacéutico. Sin embargo, antes de consumir cualquier medicamento es crucial comprobar las alergias del paciente.

Por otro lado, el descanso es la solución más eficaz para atenuar la fatiga y el cansancio. Hay que evitar someter al cuerpo a grandes esfuerzos para que este pueda actuar contra la enfermedad, acelerando así el proceso de recuperación.

La presencia de fiebres altas de una de las principales diferencias entre gripe y resfriado

La prevención de la gripe y el resfriado

A las pocas horas del contagio, el paciente ya se convierte en transmisor de la enfermedad, incluso antes de mostrar síntomas. Esta dificultad para identificar a los afectados, que todavía no son conscientes de la presencia del virus, es una de las razones de su elevada transmisión. Por tanto, comprender su naturaleza y tomar medidas de prevención es fundamental para disminuir las posibilidades de sufrir una gripe y un resfriado.

Una hidratación constante permite mantener las mucosas húmedas, robusteciendo la puerta de entrada de estas afecciones. Las manos son otra posible vía de contagio, por lo que se tienen que lavar y desinfectar con frecuencia, especialmente antes de tocar partes vulnerables como los ojos, la nariz o la boca.

Además, se debe restringir todo lo posible el contacto con los afectados por estas patologías. También es aconsejable usar pañuelos desechables, evitar compartir objetos de higiene personal y mantenerse alejado de las aglomeraciones o los sitios mal ventilados con un gran volumen de personas.

Adoptar una dieta variada rica en vitamina C, incorporar hábitos saludables y practicar ejercicio con regularidad es vital para fortalecer el sistema inmunitario. De este modo, el cuerpo contará con más armas para defenderse de estas enfermedades.

Un vistazo a la situación actual

En España, es habitual que se produzca el pico de gripe en la segunda quincena de diciembre. En Galicia, en cambio, el máximo se suele atrasar hasta las primeras semanas de enero. No obstante, este año las previsiones indican que a finales de noviembre tendrán lugar los repuntes, lo que se traduce en un adelanto de mes y medio.

Ilustrémoslo con cifras. A nivel nacional, en la semana 39 del 2018, la incidencia de la gripe era de 6,5 casos por cada 100.000 habitantes. Los datos de los años posteriores no son muy fiables, puesto que están condicionados por la pandemia. Pero, en la actualidad, la incidencia en la semana 39 fue de 68,4 casos por 100.000 habitantes. Una diferencia colosal.

Desde su puesto como jefe de Urgencias, Manuel Viso es testigo en primera persona de este incremento: «Ahora se ve una mezcla de otras enfermedades. Hay personas a las que se les prolonga el proceso de recuperación, y no sabes si no se han curado bien o si tienen un nuevo virus. A veces, estas prolongaciones son causadas por reinfecciones. Además, la inmunidad es más vulnerable debido al uso de las mascarillas, pues no tuvimos contacto con esos virus en los últimos años».

Los grupos de riesgo de estas enfermedades

Es importante tener en cuenta que la gripe puede derivar en otras patologías más graves, como afecciones bacterianas o la neumonía. Si pasada una semana se prolongan las fiebres y el cansancio extremo, hay presencia de mocos con color amarillo o verdoso, el paciente tiene dificultad respiratoria o sufre dolor de pecho, es necesario acudir a un médico para evitar complicaciones y prevenir un cuadro respiratorio.

Por esta razón, hay que seguir de cerca la evolución de las personas mayores de 65 años, las embarazadas y los pacientes con otras afecciones, como enfermedades crónicas, respiratorias o cardiovasculares. Esta es, precisamente, otra de las diferencias entre gripe y resfriado: hay más probabilidades de que estos grupos de riesgo padezcan achaques más graves, especialmente cuando se trata de la gripe A.

La vacunación es una medida muy frecuente para proteger a las personas débiles y a los ancianos, a menos que exista alguna contraindicación que no la recomiende. Esta se efectúa de manera anual, ya que el virus influenza evoluciona constantemente, tanto en síntomas como en intensidad, dejando obsoletas las vacunas de los años anteriores.

Los niños también son otro de los grupos de riesgo más afectados, ya que su sistema inmune todavía es débil. Estos pasan mucho tiempo en las escuelas y guarderías, que se convierten en grandes focos de contagio.

En definitiva, a menos que exista algún riesgo externo, la aparición de cualquiera de las dos patologías no debería causar alarma en los pacientes. Especialmente en esta época del año, cuando son bastante comunes.

Entender las diferencias entre gripe y resfriado les permitirá identificar a qué enfermedad se enfrentan, y así podrán tratar los síntomas de la forma más adecuada. Pero, ante cualquier posible duda o complicación, siempre es conveniente acudir a un médico profesional.