Una buena higiene palpebral, ejercicios de gestión del estrés y un tratamiento oftalmológico personalizado son la clave para controlar la blefaritis por estrés
El estado mental influye en la salud física. Está demostrado que un alto nivel de estrés sostenido en el tiempo debilita el sistema inmunológico y favorece la aparición de diversas patologías. En especial, infecciones e inflamaciones, como la blefaritis por estrés.
La blefaritis por estrés es una inflamación de los bordes palpebrales que causa hinchazón, picores, descamaciones y secreción excesiva. No provoca daños oculares, pero resulta muy molesta y antiestética.
Desafortunadamente, la blefaritis es una enfermedad crónica, con brotes que pueden aparecer por diversas causas. Con control oftalmológico, una buena higiene palpebral y medidas de gestión del estrés, se consigue reducir la frecuencia y la gravedad de los brotes de blefaritis por estrés.
A continuación, con el consejo experto del doctor Fermín Vázquez, especialista en Oftalmología del Hospital San Rafael, explicamos por qué se produce la blefaritis por estrés y cómo mantener bajo control la enfermedad para reducir la frecuencia y gravedad de los brotes y sus molestos síntomas.
¿Qué es la blefaritis por estrés?
La blefaritis por estrés es una inflamación de los bordes de los párpados inducida o agravada por un estado de estrés crónico de bajo nivel o por una crisis aguda de estrés.
La blefaritis es una de las patologías oftalmológicas más comunes entre la población. Y el estrés se está convirtiendo en algo cotidiano. Según un estudio realizado en 2017, casi 12,5 millones de españoles, uno de cada cuatro, sufren estrés continuado.
La blefaritis por estrés provoca síntomas como hinchazón, enrojecimiento, picor, descamación y sensación de arenilla en el ojo. También son comunes las telangiectasias, la dilatación de pequeños vasos sanguíneos en los bordes palpebrales.
En algunos casos, el paciente sufre lagrimeo, fotosensibilidad «e incluso puede tener problemas con las pestañas, que se caen o presentan problemas de crecimiento», apunta el doctor Fermín Vázquez. También favorece la aparición de orzuelos al infectarse las glándulas obstruidas.
Por lo general, la blefaritis por estrés afecta a los párpados de ambos ojos, tanto inferior como superior. No se trata de una enfermedad contagiosa, pero sus síntomas son estéticamente desagradables y particularmente molestos por tratarse de una zona altamente sensible.
Los síntomas de la blefaritis por estrés se circunscriben al borde palpebral y no suelen darse problemas oculares mayores. Sí puede provocar hipersensibilidad a la luz o visión borrosa durante las crisis agudas, que remiten al calmarse la inflamación.
¿Por qué se produce la blefaritis por estrés?
El estrés es una respuesta aguda del cuerpo humano para elevar las posibilidades de supervivencia ante situaciones de peligro. Las preocupaciones, el ritmo de vida ajetreado, el ambiente crispado a nuestro alrededor y otros factores cotidianos, han convertido esta respuesta puntual en un hilo musical de fondo en la función de nuestro cuerpo. ¿Por qué provocaría esto una inflamación palpebral como la blefaritis por estrés?
El estrés crea un estado de alarma en todos los sistemas corporales que funciona muy bien a corto plazo, pero es insostenible en el tiempo. Termina por debilitar las defensas del sistema inmunológico, dejando el cuerpo vulnerable ante infecciones y procesos inflamatorios.
La blefaritis por estrés no existe como patología, sino que el estrés es un factor desencadenante de esta dolencia crónica. Lo explica el doctor Vázquez: «Una persona que duerme poco, que está siempre preocupada y estresada, que trabaja mucho con pantallas de visualización, y que ya presenta previamente un cuadro de blefaritis, se puede enfrentar a la exacerbación de la patología».
La blefaritis por estrés puede estar causada por una infección bacteriana o un exceso de grasa relacionado con problemas de la piel, como rosácea, acné o dermatitis seborreica, cuyos síntomas empeoran con el estrés.
La inflamación palpebral también puede responder a una obstrucción de las glándulas de Meibomio, una serie de pequeñas glándulas sebáceas a lo largo del borde del párpado que secretan una grasa que lubrica la superficie del ojo con cada parpadeo.
En general, la liberación de altas dosis de cortisol en situaciones de estrés es un factor de riesgo con efectos negativos en el ojo, como tics nerviosos, destellos de luces, visión en túnel o fatiga ocular. En el caso de la tensión ocular por estrés, se pueden desarrollar complicaciones tan serias como el glaucoma y la pérdida de visión.
Buenos hábitos diarios y tratamiento farmacológico
Los pacientes con blefaritis por estrés experimentan brotes recurrentes de inflamación palpebral que no provocan daños oculares, pero resultan muy molestos. Para aliviar los síntomas y evitar nuevos brotes, es necesario mantener una buena higiene palpebral a diario, reducir los niveles de estrés y seguir las recomendaciones del oftalmólogo.
Higiene palpebral preventiva
La higiene palpebral cotidiana puede ser tan sencilla como lavar a diario los párpados con agua templada y un jabón hipoalergénico o toallitas oftalmológicas.
A mayores, el doctor Fermín Vázquez recomienda «darse un pequeño masaje en los párpados durante 3 o 4 minutos, porque evita que bloqueen las glándulas del borde palpebral y se acumulen grasas, lo que puede producir infecciones bacterianas o por parásitos como el Demodex, que es como un ácaro».
Tratamiento médico durante un brote
Durante una crisis aguda de blefaritis por estrés, la limpieza sigue siendo necesaria, pero es fundamental seguir las pautas de tratamiento recomendadas por el oftalmólogo para reducir la inflamación y tratar las posibles complicaciones.
El tratamiento médico más efectivo para la blefaritis por estrés debe estar adaptado a cada caso. Por ello, el primer paso es acudir a un especialista en oftalmología para recibir un diagnóstico adecuado.
El oftalmólogo realizará un examen ocular y, de ser necesario, puede tomar una muestra de la secreción palpebral para detectar la presencia de infecciones o alergias.
En función de las circunstancias particulares del paciente, el oftalmólogo puede pautar el uso de antibióticos o corticoides: «Especialmente si hay infección, hay que poner unas gotas o unas cremas que tienen antibiótico y, a veces, hay que añadir alguna gota o gel que lleve corticoides para reducir la inflamación; pero esto tiene que estar muy controlado por el oftalmólogo», advierte el doctor Fermín Vázquez.
«En casos muy severos que afectan a la córnea, la ciclosporina tópica puede funcionar muy bien», añade el especialista en oftalmología del Hospital San Rafael.
Cada vez se usa más el tratamiento con láser para casos de blefaritis, como explica el doctor Vázquez: «Se está empezando a utilizar la luz pulsada intensa (IPL) para desobstruir las glándulas sebáceas del borde palpebral, con muy buenos resultados en algunos pacientes». Se hace en 3 o 4 sesiones, con recordatorios cada cierto tiempo.
Cuando existen otras patologías que agravan los síntomas de la blefaritis por estrés, se pueden evitar brotes tratando la enfermedad subyacente. Por ejemplo, con antihistamínicos para la alergia o tratamientos dermatológicos para la dermatitis o la rosácea.
En ocasiones, es necesario tratar también la conjuntivitis y los orzuelos y chalaziones que aparecen asociados a la blefaritis.
Reduce el estrés
Finalmente, teniendo en cuenta que el estrés favorece tanto el desarrollo de la inflamación palpebral como la aparición de brotes y su gravedad, es recomendable tomar medidas para controlar la ansiedad.
Ejercicios de respiración, meditación o prácticas como el yoga, pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y mantener controlada la enfermedad. Los pacientes con blefaritis por estrés también pueden considerar la terapia psicológica para desarrollar estrategias de gestión del estrés.
Y, aunque es más fácil de decir que de hacer, tratar de trabajar para vivir y no vivir para trabajar. En la experiencia del doctor Vázquez, los pacientes que más visitan la consulta oftalmológica con problemas de blefaritis por estrés suelen tener una alta carga mental derivada del trabajo: «Sobre todo, gente que trabaja sometida a elevados niveles de estrés y que encajan en algunos perfiles concretos: programadores, empresarios, autónomos… En gente jubilada o pensionistas es más difícil de ver».