Los fármacos antiinflamatorios y los ejercicios de fisioterapia son dos de los tratamientos más efectivos para aliviar las molestias derivadas de la trocanteritis por estrés
Caminar. Un ejercicio simple, que realizamos de forma prácticamente automática. No obstante, para las personas afectadas por la trocanteritis por estrés, este acto no resulta tan sencillo. Y, de hecho, puede llegar a ser doloroso.
El trocánter mayor es una estructura ósea de la parte superior del fémur en la que se insertan los tendones del glúteo medio. Cuando estos tendones o las bursas de alrededor se inflaman, aparece la trocanteritis, también conocida como bursitis trocantérea. Una patología que podría afectar de manera muy significativa a la calidad de vida.
La cojera y el dolor localizado en el área lateral de la cadera son, indudablemente, los dos síntomas más comunes de la trocanteritis por estrés. Un dolor de características mecánicas, que aumenta de intensidad al caminar, al subir y bajar escaleras o al realizar esfuerzos, sobre todo cuando anteriormente se ha estado en reposo.
«La trocanteritis puede llegar a ser muy invalidante porque el dolor se desencadena sobre todo con la deambulación, por lo que los pacientes no pueden caminar lo que les gustaría. Es cierto que hay trocanteritis que se toleran bastante bien, pero hay otras que limitan mucho y son muy invalidantes», asevera Daniel Domínguez Lorenzo, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital San Rafael de A Coruña.
La trocanteritis por estrés es, además, una afección bastante común, tal y como añade el facultativo: «Prácticamente de manera diaria vemos algún caso en la consulta. Lo normal es que afecte más a mujeres y más frecuentemente de edad avanzada».
Cuanto más se eleva la edad del paciente, mayor importancia cobran la detección precoz y el control de los síntomas. ¿El motivo? Las personas mayores no solo deben caminar para llevar a cabo sus actividades diarias, sino para mantener a raya a otras enfermedades como la hipertensión, la hipercolesterolemia o la diabetes.
La trocanteritis, al mismo tiempo, también suele aparecer en deportistas que someten a su cadera a grandes esfuerzos con regularidad, como los corredores de maratón. Ahora bien, ¿cuál es la verdadera causa de esta patología?
Un repaso a las causas de la trocanteritis
La trocanteritis, como hemos visto anteriormente, se produce como consecuencia de la inflamación de la bursa trocantérica, una suerte de bolsa que recubre el tendón glúteo medio. Las bursas, que también reciben el nombre de bolsas sinoviales, son estructuras rellenas de líquido que se hallan alrededor de las articulaciones con el fin de amortiguar la fricción en los movimientos.
Por otro lado, esta enfermedad puede surgir debido a una insuficiencia del tendón glúteo medio, que resulta crucial para estabilizar la cadera, y podría sufrir roturas parciales o completas, así como tendinitis o tendinitis calcificante. Pero, ¿es posible desarrollar trocanteritis por estrés físico?
«Como toda tendinopatía puede ser consecuencia de sobresfuerzo físico, sobre todo cuando dicho tendón no está acostumbrado a realizar una actividad más demandante de lo habitual. También un traumatismo puede ser el desencadenante de esta disfunción por inflamación o por rotura tendinosa», aclara Daniel Domínguez.
Y, a la vez, ¿existe la trocanteritis por estrés emocional? El doctor del Hospital San Rafael de A Coruña señala que «el estrés emocional también puede iniciar o empeorar esta sintomatología, al igual que ocurre con otras tendinopatías como es la epicondilitis».
Por último, es preciso mencionar que la obesidad puede aumentar las probabilidades de padecer esta enfermedad, ya que se incrementa la carga que deben soportar las articulaciones diariamente.
¿Cómo se diagnostica la trocanteritis por estrés?
Cuando las personas se enfrentan a dificultades para caminar, unidas a molestias en la cadera, resulta vital que acudan a una consulta médica y se pongan en manos de los profesionales de la salud. Allí, los doctores revisarán su historia clínica y realizarán una exploración física, en la que ya podrán sospechar la trocanteritis por estrés.
«Lo más habitual es que solicitemos una radiografía de cadera para ver la estructura de la articulación de la cadera y descartar otras patologías como puede ser la coxartrosis y una ecografía en la que el radiólogo puede ver el estado del tendón glúteo medio y la inflamación en la bursa trocantérica», explica el especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología.
Asimismo, es usual solicitar otras pruebas de imagen más específicas para confirmar el diagnóstico de la trocanteritis por estrés. Pruebas como la resonancia magnética, en la que se pueden visualizar con mayor lujo de detalles los tendones y la articulación de la cadera.
Antiinflamatorios y fisioterapia: el tratamiento de la trocanteritis por estrés
Una vez se ha comprendido qué es la trocanteritis por estrés, cuáles son sus causas y cómo se diagnostica, queda una última pregunta por responder: ¿cómo se trata?
Cuando se presenta el dolor hay que parar de realizar la actividad que genera molestias y reposar. De lo contrario, se estaría sometiendo a la zona a más presión, lo que podría llegar a alargar la recuperación. Además, es aconsejable mantener una buena postura y, en caso de dormir de lado, hacerlo con la cadera afectada hacia arriba y situando un cojín entre ambas piernas.
Por regla general, el tratamiento de la trocanteritis por estrés se sustenta sobre dos pilares: los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y los ejercicios fisioterapéuticos. En la gran mayoría de ocasiones, esta combinación suele traducirse en una cierta mejoría, puesto que los fármacos disminuyen las molestias y la fisioterapia fortalece el área y mejora la movilidad.
Sin embargo, hay determinadas excepciones que podrían requerir tratamientos más invasivos.
«En casos más rebeldes puede ser necesaria la administración de alguna infiltración local bien con corticoide o en otros casos con plasma rico en plaquetas. En casos con una rotura completa de tendón glúteo medio con dolor que no mejora con tratamiento conservador puede llegar a ser necesaria cirugía, que se realiza de manera artroscópica en la mayoría de las ocasiones, reinsertando el tendón roto en su posición natural», apunta el doctor Domínguez.
Y, para finalizar, ¿qué hay de la prevención? ¿Es posible adelantarse a esta afección? Sin duda, implementar hábitos saludables en el estilo de vida ayuda a disminuir de forma drástica las posibilidades de padecerla. Hábitos como, por ejemplo, evitar el tabaco, tener una vida activa o practicar deporte con regularidad.
Pero, una vez se presenta, iniciar un tratamiento guiado por especialistas cualificados como los del Hospital San Rafael de A Coruña resulta absolutamente imprescindible para aliviar el malestar y hacer frente a la trocanteritis por estrés.