Las hernias discales, la estenosis espinal, la escoliosis, la osteoartritis, la fibromialgia… Existen multitud de enfermedades que causan dolor de espalda e, incluso, afectan al movimiento
Uno de los males más extendidos en la actualidad es, indiscutiblemente, el dolor de espalda. Aunque realmente es más preciso hablar de estas dolencias en plural. No solo porque pueden afectar a diferentes zonas, como el área cervical, dorsal o lumbar, sino también por la gran cantidad de fenómenos y enfermedades que causan dolor de espalda.
Los datos no dejan lugar a dudas. Según el Barómetro del dolor crónico en España 2022, una de cada cuatro personas convive con dolor crónico en nuestro país. De ellas, más de la mitad padecen dolores lumbares.
No es de extrañar, por tanto, que estos también se encuentren entre los primeros puestos en las listas de causas de discapacidad y de baja. De hecho, en el año 2020 los problemas óseos, articulares o musculares relacionados con la espalda fueron el principal tipo de enfermedad laboral, afectando a una de cada cuatro personas.
Los motivos por los que pueden aparecer molestias en esta zona son prácticamente infinitos. Embarazo, obesidad, esguinces, fracturas, sedentarismo, mala higiene postural, realización de esfuerzos bruscos… Incluso podría tratarse de un dolor referido originado en las vísceras. No obstante, en muchas ocasiones detrás de las dolencias subyace una patología.
Entonces, ¿cuáles son las enfermedades que causan dolor de espalda más frecuentes?
Hernia discal
Entre las veintiséis vértebras se encuentran una serie de discos rellenos de un núcleo gelatinoso que amortiguan la columna y mantienen a cada uno de los huesos en su posición. El desgaste, las lesiones o el levantamiento de pesos excesivos podrían hacer que esta sustancia se desplazase hacia el exterior, atravesando el anillo que la rodea y ejerciendo presión sobre los nervios cercanos.
Los síntomas más comunes de la hernia de disco, que suele afectar a la región lumbar o cervical, son el entumecimiento, la debilidad y el dolor de espalda, que podría irradiarse hacia las extremidades. Para combatirlos, los profesionales de la salud suelen recetar fármacos antiinflamatorios o analgésicos.
Sin embargo, en los cuadros más severos puede ser conveniente realizar una cirugía como la discectomía endoscócopica para extraer el disco afectado, siempre siendo deseable el abordarlo de la forma más mínimamente invasiva, tal y como apunta el Dr. Juan Álvarez de Mon, especialista en cirugía mínimamente invasiva de columna en el Hospital San Rafael de A Coruña.
Ciática
A pesar de no estar considerada una enfermedad, la ciática puede ser una manifestación de otras enfermedades que causan dolor de espalda. Estas molestias, que se originan en la zona lumbar y se extienden por una pierna, se deben a una la afectación del nervio ciático, el más largo del cuerpo. La causa más habitual es, precisamente, hernia de disco, que puede comprimir las raíces de este nervio.
A veces, los pacientes tan solo experimentan una leve sensación de hormigueo o debilidad. Otras, el dolor es tan punzante que puede dar pie a serias dificultades a la hora de caminar o moverse. El tratamiento de la ciática va a depender del problema de fondo, aunque los analgésicos, los antiinflamatorios, la fisioterapia y los ejercicios de estiramiento resultan muy eficaces para mitigar el malestar siendo necesario en ocasiones el tratar el problema de origen con tratamientos dirigidos y específicos.
Escoliosis
Esta desviación de la columna vertebral en el plano frontal suele diagnosticarse durante la niñez y la adolescencia, tras comprobar un desbalance entre los hombros y las caderas. La prevención es muy importante, debiendo educar a quien lo padece en el ejercicio funcional asi como la educación postural.
En los casos leves no suele ser necesario iniciar ningún tratamiento, aunque el uso de un corsé ortopédico puede evitar la progresión de la escoliosis. No obstante, si el dolor de espalda es muy elevado y la compresión de los pulmones genera problemas respiratorios, no es extraño recurrir a la cirugía para corregir la curvatura.
Osteoporosis
La cuarta de las enfermedades que causan dolor de espalda se caracteriza esencialmente por una disminución de la densidad de la masa ósea. La generación de hueso nuevo es más lenta que la reabsorción de hueso viejo, por lo que los huesos son mucho más frágiles y se incrementa el riesgo de fracturas, especialmente en las muñecas, la cadera y la columna vertebral.
La osteoporosis es más habitual entre las mujeres, sobre todo a partir de la menopausia. No suele emitir muchas señales de alerta hasta que ya está avanzada, cuando puede traducirse en pérdida de altura, encorvamiento de la postura y dolor de espalda.
La práctica de determinados ejercicios de resistencia , de fuerza y equilibrio puede prevenir las fracturas y las caídas, mientras que el consumo de medicamentos y de suplementos de calcio contribuye a fortalecer los huesos. Es importante la prevención con el ejercicio y una buena alimentación y el seguimiento por un especialista como apunta el doctor Juan Álvarez de Mon, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital San Rafael de A Coruña.
Osteoartritis
La osteoartritis o artrosis es el tipo más común de artritis. Afecta a las articulaciones de las rodillas, las caderas, las manos o la parte baja de la espalda, cuyo cartílago se desgasta conforme avanza la edad. Esta degeneración provoca que los huesos choquen entre sí, dando lugar a rigidez, inflamación, disminución de la movilidad y dolor.
A pesar de que no hay una cura para la artrosis, es posible aliviar el malestar con analgésicos, fisioterapia o inyecciones de corticosteroides o incluso ácido Hialurónico. En los casos más graves, pueden ponerse en marcha intervenciones quirúrgicas como la artroplastia, que sustituye la articulación dañada por una prótesis.
Por último, mantenerse en un peso saludable y realizar deporte con regularidad también ayuda a mejorar la calidad de vida.
Infección renal
La ubicación de los riñones puede provocar dificultades a la hora de diferenciar los dolores derivados de una infección en estos órganos de otro tipo de dolores en la espalda.
Por regla general, la infección renal o pielonefritis suele producir molestias en los costados por debajo de la caja torácica. Se trata de un dolor sordo y constante, que no empeora con el movimiento y que tiende a estar acompañado de otros síntomas como la fiebre, los escalofríos, las náuseas, el dolor o ardor al orinar y la hematuria.
Normalmente, las infecciones causadas por bacterias suelen provenir de infecciones en otras áreas, como las vías urinarias, que se han propagado hasta los riñones.
Para diagnosticar la pielonefritis es usual recurrir a análisis de orina y pruebas de imagen como la ecografía. El tratamiento, por su parte, se basa en la administración de antibióticos. Es preciso recordar que esta patología puede entrañar peligros muy severos si no se trata, provocando daños permanentes o desencadenando una sepsis.
Cálculos renales
Otra de las enfermedades que causan dolor de espalda son las piedras en el riñón. También conocidas como cálculos renales, estos depósitos están compuestos por minerales y sales presentes en la orina, que se cristalizan y se unen entre sí.
Estas piedras generan un dolor agudo de intensidad variable en la zona de la espalda baja y el costado, que puede extenderse hasta el abdomen o la ingle. Si sus dimensiones no son muy considerables, es posible expulsarlas de forma espontánea a través de la orina. Pero si son grandes podrían quedarse atascadas en las vías urinarias, bloqueando el flujo de orina y desencadenando el cólico nefrítico, uno de los dolores más fuertes que puede experimentar el ser humano.
En estos casos, además de beber en abundancia, podría ser necesario poner en marcha procedimientos como la litotricia extracorpórea, que emplea ondas de choque para triturar los cálculos, o intervenciones quirúrgicas como la ureterorrenoscopia con fragmentación láser o la nefrolitotomía percutánea.
Tensiones musculares (contracturas musculares)
Las malas posturas, los esfuerzos excesivos o los movimientos bruscos pueden provocar desgarros o contracciones en los músculos, especialmente en la zona cervical o lumbar. Esto produce un dolor muy localizado, que trae de la mano sensibilidad, rigidez o espasmos musculares, lo que repercute muy negativamente en la calidad de vida de las personas afectadas.
Para hacer frente a estas molestias y relajar los músculos es conveniente guardar reposo, consumir analgésicos o antiinflamatorios, aplicar frío o calor en función de las recomendaciones de los médicos y acudir a un especialista en Fisioterapia para eliminar las posibles contracturas y reducir la tensión.
Estenosis espinal
Dentro de la columna vertebral hay un pequeño espacio, el canal espinal, por el que transcurren los nervios y la médula espinal. Este conducto podría estrecharse debido a la edad u otras patologías, ejerciendo presión y provocando síntomas como hormigueo, entumecimiento, problemas de movilidad, dificultad para caminar y estar de pie o dolor, sobre todo en la región cervical o lumbar.
Los fármacos ayudan a contrarrestar el dolor y la fisioterapia permite fortalecer los músculos. Con todo, el tratamiento más efectivo para reducir esa presión y agrandar el espacio es la cirugía, poniendo en práctica procedimientos mínimamente invasivos como la endoscopia de columna, técnica capaz de liberar la estenosis de canal evitando complicaciones como el sangrado, infecciones o inestabilidades secundarias, propias de la cirugía clásica.
Fibromialgia
La fibromialgia, otra de las enfermedades que causan dolor de espalda, es un trastorno crónico de causa desconocida que desencadena un dolor generalizado en todo el cuerpo y se acompaña de fatiga, problemas para dormir o depresión. Normalmente, afecta a los tejidos blandos, y la espalda no es una excepción.
Si bien no existe una cura, los analgésicos y los antidepresivos pueden potenciar el bienestar de los pacientes. Asimismo, la implementación de hábitos saludables en el estilo de vida, como hacer ejercicio físico, dormir bien, manejar el estrés o practicar técnicas de relajación, ejerce una influencia muy significativa.
Tumores vertebrales o espinales
Esta clase de tumores se desarrollan en las vértebras o la médula espinal, en ocasiones, provenientes de otras partes del cuerpo. Estos crecimientos anormales podrían ser tanto benignos como cancerosos. Además de debilidad, dificultades para caminar o pérdida de sensibilidad, suelen provocar un dolor de espalda persistente, que empeora durante la noche y puede llegar a despertar a los pacientes en medio del sueño.
Tras determinar la naturaleza de los tumores mediante pruebas como la resonancia magnética, la tomografía computarizada o las biopsias, los diferentes especialistas diseñarán el tratamiento más adecuado. Para ello, pueden recurrir a los medicamentos, la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía, teniendo siempre en cuenta que la detección temprana es crítica para mejorar el pronóstico.
Espondilolistesis
Otra de las enfermedades que causan dolor de espalda es la espondilolistesis o el desplazamiento de las vértebras, ya sea hacia delante o hacia atrás. Este tipo de movimientos, que pueden comprimir los nervios, son más habituales en la región lumbar, aunque también pueden aparecer en la zona cervical.
En los cuadros de mayor severidad, además de rigidez, entumecimiento o dolor irradiado hacia las piernas, las personas afectadas pueden sufrir problemas posturales o dificultades a la hora de caminar. Ahora bien, ¿cómo lidiar con estos síntomas?
La práctica de ejercicio o las sesiones de fisioterapia son cruciales para reforzar los músculos. Sin embargo, si los problemas motores son muy considerables y la medicación no basta para aliviar el dolor, podría haber que realizar una cirugía de descompresión lumbar e instalar tornillos pediculares, muy eficaces para estabilizar la columna y fijar las vértebras inestables.
La implementación de sistema de navegación o Robótica y la aplicación a estos procedimientos ha mejorado los resultados y disminuido notablemente las complicaciones.
Endometriosis
Cuando las células del revestimiento del útero crecen en otras partes el cuerpo, como el resto de órganos pélvicos, pueden ocasionar un importante dolor lumbar o abdominal. Esta patología, conocida como endometriosis, se manifiesta sobre todo durante el período, al mantener relaciones sexuales o al orinar.
Comenzar un tratamiento es fundamental para evitar complicaciones como la infertilidad. Los fármacos analgésicos y la terapia hormonal contribuyen a mitigar el malestar, pero la extirpación del tejido en cuestión mediante cirugías como la laparoscopia, la laparotomía o la histerectomía es la medida más efectiva.
Osteomielitis
Fiebre, cansancio, inflamación, sensibilidad, dolor… La infección de los huesos u osteomielitis, otra de las enfermedades que causan dolor de espalda, puede perjudicar de forma notable el bienestar de los pacientes.
Estas infecciones, causadas por bacterias u hongos, suelen llegar hasta los huesos a través del torrente sanguíneo o de heridas causadas por lesiones. Si la administración de antibióticos no basta para ponerles freno puede ser necesario entrar a quirófano para drenar los abscesos y extirpar los tejidos infectados.
Sacroilitis
La última de las enfermedades que causan dolor de espalda es la sacroilitis. Esta afecta a la articulación sacroilíaca, ubicada en la unión entre la pelvis y la parte inferior de la columna.
Las lesiones, la artritis, el embarazo o las infecciones podrían producir una inflamación, que genera dolor y rigidez tanto en los glúteos como en la parte baja de la espalda. Una molestia que, cuando se permanece en la misma posición durante largos períodos de tiempo, podría extenderse hacia las piernas.
Su tratamiento se basa en los medicamentos analgésicos, los relajantes musculares y los ejercicios de fisioterapia, orientados a favorecer la movilidad y fortalecer los músculos. En casos más excepcionales puede apostarse por otras alternativas, como las infiltraciones o intervenciones quirúrgicas como la fusión de la articulación.